Construcción o destrucción

Salmo 74:5-6; Zacarías 1:18-21; Marcos 6:3; 2 Corintios 13:10


person Autor: George DAVISON 1

flag Tema: Los desórdenes


Junio de 1960

1 - Zacarías 1:18-21

En esta visión dada a Zacarías, vemos 2 fuerzas en acción que nos atrevemos a llamar «destrucción» y «construcción». En este orden se presentan, según su carácter, una de destrucción y otra de construcción. Hacemos bien en preguntarnos: “¿Cuál de estos 2 rasgos me caracteriza?”. Es cierto que somos capaces de ambas cosas, y hemos de preguntarnos si el camino que seguimos tiene por efecto edificar a los santos o si tiende a destruir su utilidad en su servicio a Dios. ¿Estamos en el camino de edificar a los santos en las reuniones a las que pertenecemos, o somos culpables de una conducta que tiende a afligirlos y dispersarlos? Se trata de una pregunta inquisitiva, y los pasajes descriptivos que acabamos de leer nos la aclaran.

El marco de la visión dada a Zacarías se encuentra en el libro de Esdras. Los 4 cuernos mencionados representan a los 4 enemigos que dominaban al pueblo de Dios y cuyo poder se utilizaba para debilitarlo. En el momento de esta visión, solo habían surgido 2 de ellos, Babilonia y Persia, pero parece que se trata de todo el dominio gentil.

Estos adversarios fueron vistos como caballos en el capítulo 1 de Zacarías. Como «caballos» representan poderes mundanos, pero como cuernos (*) son presentados como poderes destructivos, hostiles al pueblo de Dios. Los 4 obreros parecen referirse claramente a Hageo, Zacarías, Zorobabel y Jesúa, a quienes se ve juntos en el mismo lugar (Esd. 5:1-2). Es interesante verlos allí, cada uno ocupado en la construcción del templo; por eso se les representa como obreros o carpinteros (**), hombres que construyen. Estaban rodeados de enemigos empeñados en destruirlos, pero, a pesar de ello, proseguían activamente la obra de construcción. Esta visión nos da el punto de vista divino sobre esta cuestión.

(*) Los cuernos, en lenguaje simbólico, son aquí poderes amenazadores opuestos al pueblo de Dios. Al mismo tiempo, Dios muestra a sus obreros, siervos débiles sin duda, pero ocupados en la reconstrucción del templo, para fortalecer la fe de sus testigos.

(**) En Zacarías 1, la versión española traduce la palabra «obrero» por «carpintero».

Un cuerno tiene un carácter bestial, carente de inteligencia, mientras que el obrero-carpintero es un hombre sabio y hábil, capaz tanto de reparar como de construir. Además, de esta visión se desprende que, al construir, los obreros neutralizaban los elementos destructivos. La mejor manera de hacer frente a los poderes opuestos es utilizar métodos de construcción. Nótese que el profeta dice: «El Señor me mostró cuatro carpinteros (u obreros)», como si Jehová quisiera centrar la atención del profeta en ellos. No dice que Jehová le mostró los 4 cuernos; él miró hacia arriba y los vio; pero en cuanto a los obreros, Jehová se los mostró. Es obvio que Jehová quería especialmente que los viera, porque evidentemente los había levantado especialmente a propósito. Estas son las 2 fuerzas representadas aquí, y la pregunta seria ante nosotros es si cada uno de nosotros tiene el carácter de un “cuerno” o de un “carpintero-obrero”. ¿Nuestra conducta en la asamblea local a la que pertenecemos derriba o edifica? ¿Utilizamos nuestro poder para atraer a la gente a la asamblea o contribuimos a expulsarla? Estas son preguntas serias para todos nosotros, y sentimos una creciente necesidad de abordarlas.

2 - Salmo 74

En el Salmo 74 tenemos la queja de Asaf sobre la destrucción del templo por Nabucodonosor. Nos habla de un tiempo en que se sabía que un hombre iba al Líbano y cortaba árboles con un hacha y les daba forma con un martillo para adornar el templo. Utilizaba las armas destructivas de forma correcta, porque cuando se estaba construyendo el templo, ninguna de estas herramientas debía utilizarse en la propia casa (1 Reyes 6:7). Así que sabemos por este Salmo que se utilizaban fuera de la casa para obtener materiales preparados para su construcción. En nuestros días, ha habido hábiles evangelistas que, por medio del Evangelio, han derrocado a los hombres de su posición exaltada en este mundo, y los han llevado a volverse a Dios para servirlo. De esta manera formaron materiales espirituales para la Casa de Dios. Pero Asaf continúa diciendo que las hachas y los martillos se estaban utilizando ahora dentro del templo –no fuera– y como resultado se estaba destruyendo el hábil trabajo realizado anteriormente.

Hermanos, es mucho más fácil echar a la gente que traerla. Hemos tenido la triste experiencia de hombres que trabajan para sembrar la discordia en las reuniones, con el resultado de que la gente se aleja. Cuánto más feliz habría sido trabajar por la conversión de los hombres y ayudarles a convertirse en buenos materiales para embellecer la Casa de Dios. Hermanos, ¿puede decirse de alguno de nosotros que ahuyentamos a la gente y no buscamos activamente atraerla? Destrucción o construcción, ¿qué hay de nosotros?

3 - Marcos 6:3

Leí este versículo de Marcos para mostrar que nuestro Señor hizo algún trabajo constructivo mientras estuvo en la tierra; fue llamado «el carpintero». ¡Nunca pudo haber sido un “cuerno”! Su trabajo era el trabajo constructivo del que hablamos, y haríamos bien en seguir e imitar a nuestro Señor. Un carpintero hace 2 cosas: hace cosas nuevas y repara cosas rotas; eso es lo que nuestro Señor hizo siempre mientras estuvo en este mundo. Cualquiera de nosotros puede ser un cuerno, indiferente a la destrucción; solo un hombre hábil y sabio puede ser un buen carpintero. Oh, que hubiera, por la gracia de Dios, más carpinteros y menos cuernos.

4 - 2 Corintios 13

Finalmente, en 2 Corintios 13, Pablo habla de estas 2 características sobre sí mismo. Habla del poder que el Señor le ha dado y del que dice con razón: «que el Señor me ha dado, para edificación y no para destrucción» (2 Cor. 13:10). Se refiere sin duda a su vocación y a su poder apostólico, pero también nosotros, en menor medida, nos encontramos en la misma situación. Pertenecemos a la compañía de los cristianos o a alguna reunión local. ¿Estamos seguros de que dedicamos nuestros esfuerzos a edificar y no a destruir, a construir y no a derribar?

Hermanos, dejémonos marcar por el carácter del carpintero y no por el del cuerno. Procuremos ser instrumentos para la edificación de los santos y, si es posible, para su restauración; evitemos afligir y dispersar al pueblo de Dios.

Todos tenemos el poder de la edificación; usemos ese poder, por la gracia de nuestro Señor, para la edificación de nuestros hermanos, especialmente en las asambleas locales a las que pertenecemos.