Vencer o ser vencido

8 de abril de 2025

Adaptado de una predicación de E. Munteanu, 7 de abril de 2024

1 - La lectura de la Palabra de Dios

Me gustaría leer 3 breves pasajes de la Palabra de Dios. En primer lugar, solo 3 palabras en Apocalipsis: «El que venciere» (cap. 2 y 3).

Segundo pasaje, 2 Pedro, al final del versículo 19: «Porque uno es esclavo de aquello que le ha vencido».

Y en el libro de Daniel: «En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. Y Jehová entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios. Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. Entre estos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A estos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego» (1:1-7).

2 - La necesidad de vencer frente a las artimañas del diablo

Probablemente ustedes se preguntarán cuál es la relación entre los 3 pasajes que acabo de leer. En Apocalipsis 3, vieron al vencedor. En 2 Pedro 3, tienen lo contrario de un vencedor, es decir, una persona que está vencida. Y con Daniel, la cuestión es saber qué tienen ustedes que vencer y qué les puede vencer a ustedes.

En 1 Timoteo 6, aparece la expresión «hombre de Dios» (v. 11). Esta expresión, siempre en singular, suele aparecer en tiempos de declive general, cuando la mayoría de las personas que profesan tener una relación externa con Dios están en bancarrota.

Esto implica que hay 2 grupos de cristianos, uno de los cuales está formado por aquellos que son vencidos por las condiciones generales de debilidad. En 2 Timoteo 3, Pablo habla de tiempos difíciles en los que el estado general de la cristiandad es la debilidad.

Todos tienden a verse influenciados por esto, y ese es el estado general actual. Pero en este tipo de tiempos, Dios no se deja sin testigos. Hay personas que, por Su gracia, son capaces de superar el estado general de debilidad y pueden dar un testimonio fuerte y luminoso a pesar del estado general. Y por eso hice la relación con Daniel. Me gustaría que viéramos un poco lo que este ejemplo del libro de Daniel nos aporta hoy, y especialmente a los jóvenes. En el pasaje que hemos leído, un rey extranjero, el poderoso rey Nabucodonosor, vino a Jerusalén, la ciudad del Dios vivo, y la tomó por asalto. Luego, este rey extranjero idólatra deportó a toda una generación joven de su país al suyo. Debemos ser conscientes de que todos, sin excepción, jóvenes y viejos, estamos en un conflicto espiritual.

Esto es lo que encontramos en Efesios 6. El versículo 11 exhorta: «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las artimañas [o estrategias, tácticas militares] del diablo». Por lo tanto, existe un conflicto espiritual en el que todos los creyentes están involucrados, se den cuenta o no.

Ciertamente, el enemigo de nuestras almas fue derrotado en la cruz por el Señor Jesucristo, nuestro amado Salvador, y nunca podrá devolvernos a nuestra antigua condición. Estamos seguros para siempre de estar en las manos benditas del Señor Jesucristo y del Padre.

Sin embargo, hay artimañas o estrategias del diablo para arruinar la vida de los creyentes. Él busca hacerlos tan inútiles como sea posible para la gloria de Dios. Es posible que una persona que tiene el Espíritu Santo, que es un hijo amado de Dios, desafortunadamente pueda vivir una vida marcada, al final, por la sola palabra “inútil”, inútil para la gloria de Dios en el tiempo de aquí abajo.

A través de la descripción de los planes de este rey Nabucodonosor contra la generación joven, la Palabra de Dios nos revela las estrategias que nuestro enemigo tiene en mente para cada uno de nosotros. El apóstol Pablo, en 2 Corintios 2:11, dice que corremos el riesgo de ser engañados, es decir, atrapados por Satanás, porque no ignoramos sus designios. Somos conscientes de sus artimañas, pero la mayoría, o al menos una gran parte de los creyentes, no son conscientes de estas artimañas, de estas estrategias, del enemigo de nuestras almas. Pablo dice, por tanto, que somos conscientes de los planes del diablo. Lo escribió a los corintios. La pregunta que se plantea ahora para cada uno de nosotros es: “¿Me hace la Palabra de Dios consciente de la forma en que trabaja Satanás?” En las dificultades, ya sea en las asambleas o en el campo misionero, el enemigo busca destruir, destruir la obra o las asambleas, e incluso dañar la vida de alguien. El hecho de ver de dónde viene el enemigo nos permite saber mejor qué pedir en oración.

Tengamos en cuenta esta realidad, que estamos en un conflicto espiritual, lo sepamos o no. Y debemos darnos cuenta de 2 cosas importantes. La primera es que, por nuestras propias fuerzas, no tenemos ninguna posibilidad contra el enemigo. Por mi propia fuerza, con mi sola capacidad natural, no tengo ninguna posibilidad, seré derrotado. Pero la buena noticia es que Aquel que está en nosotros es más grande que el que está en el mundo; eso es lo que dice Juan (1 Juan 4:4).

Por la gracia del Señor Jesucristo, Juan nos dice (1 Juan 2) que hay jóvenes en la fe que han vencido, –vencido al Maligno, es decir, al diablo. Vencieron porque conocían la Palabra de Dios. Por el contrario, muchos jóvenes, y no solo ellos, son vencidos por el enemigo porque no conocen bien o no aprecian lo que Dios ha escrito para nosotros en su bendita Palabra. No tengo fuerza en mí mismo. En el Señor Jesucristo tengo toda la fuerza necesaria para ganar en este conflicto.

A veces la Palabra nos dice que huyamos. Por ejemplo, dice: «Huid de la fornicación… huid de la idolatría» (vean 1 Cor. 6:18; 10:14). Cuando habla del diablo, dice: «Resistid al diablo» (Sant. 4:7), enfréntenlo, quédense ahí. No huyan. En cuanto a la tentación, no debemos decir en nuestro interior: “Voy a enfrentarme fácilmente a la tentación”. El Señor dice: No, huyan de la tentación; huyan de la codicia. Pero a Satanás, resístanle. Eso es lo que nos dice la Palabra de Dios.

El rey Nabucodonosor es una imagen muy clara de Satanás en 2 aspectos. En 2 Corintios 4:4, Satanás es llamado el dios de este siglo, que busca cegar la gloria de Cristo ante la luz del Evangelio. Esto significa que es el iniciador, que está en el origen de todas las religiones falsas que existen en este mundo, sea cual sea su nombre. Es el dios de todas las religiones falsas, su iniciador, su padre. Pero en el Evangelio según Juan, capítulo 14, se le llama el príncipe de este mundo. Por lo tanto, tiene 2 cualidades. Por un lado, dirige todas las actividades espirituales, religiosas, las falsas religiones y las actividades religiosas. Por otro lado, como jefe de este mundo, dirige lo que podemos llamar las actividades seculares, toda la política de este mundo está en sus manos. Él es quien las dirige.

3 - Los cambios impuestos por el rey

Veremos al menos 6 cosas que el rey Nabucodonosor intentó hacer, cambiar en la vida de estos jóvenes, que tienen una aplicación espiritual para nuestras vidas.

3.1 - El cambio de lugar de residencia

En primer lugar, el rey Nabucodonosor cambió su lugar de residencia, corporalmente. Los arrancó de la tierra prometida, de lo que era su herencia, una herencia terrenal, obviamente. ¿Hacia dónde los trasladó? El versículo 2 habla de Sinar. Nosotros no tenemos una herencia material; nuestras bendiciones son espirituales. Esa es nuestra herencia. ¿Cómo pueden trasladarse las bendiciones espirituales de un lugar a otro, si no tengo una herencia material? ¿Cómo se puede impedir que los fieles disfruten de la vida en la que, según la imagen de las Escrituras, disfrutan de leche y miel?

¿Cómo puede el enemigo hacerme esto a mí? ¿O a cada uno de nosotros? ¿Cómo puede hacer que me prive de mis bendiciones espirituales, de lo que tengo en Cristo? La respuesta es Sinar. Sinar significa “derramado”: se rechaza todo, no hay restricciones. Es hacer lo que uno quiere, un lugar de total libertad, y mucha gente se deja engañar por eso.

Alguien puede decir que la libertad es algo maravilloso. Sí, si es en Cristo, es maravilloso. Pero vivimos en una época en la que, especialmente en la cristiandad, cada uno hace lo que quiere. Lo que se llama restricciones, las restricciones divinas de las Escrituras, que nos protegen y nos permiten disfrutar de las bendiciones, son rechazadas, especialmente en la mente de los jóvenes, pero no solo en su mente.

Probablemente hayan oído ustedes esto: “Lo que nuestros padres practican está pasado de moda, es demasiado estrecho, realmente demasiado estrecho”. Así es como toda una generación busca deshacerse de lo que califica de anticuado, ignorando incluso lo que son las bendiciones espirituales. ¿Y para qué? Para hacer todo lo que se les ocurra; a veces cosas positivas, pero que no tienen nada que ver con las Escrituras.

El objetivo del enemigo es, por tanto, privarme del gozo que puedo tener en mi herencia espiritual. ¿Y cuál es la consecuencia? Si no tengo gozo en mis bendiciones espirituales en Cristo, mi corazón deseará algo más y empezaré a buscar deleites, placer o gozo en otra parte. ¿En qué? En las cosas en las que los no creyentes de este mundo buscan encontrar gozo. Por lo tanto, cuando me miren, me verán compitiendo con ellos en las cosas del mundo, y no seré un testimonio para ellos. No verán nada del gozo que da Cristo, aunque yo sea un verdadero hijo de Dios.

Si busco el gozo y el placer en las cosas del mundo, con personas que no conocen a Cristo, ¿cómo verán que Él puede dar un gozo que no tiene nada que ver con lo que hay en esta tierra? Así que este es el primer paso que se ha dado: buscar la satisfacción en las cosas que busca este mundo. El enemigo quiere hacernos vivir por cosas que no tienen nada que ver con Cristo, nada que ver con el placer divino. Son cosas que el hombre terrenal no puede ver ni saborear.

Así que este es el primer paso: el enemigo, como el rey Nabucodonosor, ha cambiado el lugar de vida.

3.2 - La transformación en eunuco, impedir que dé fruto

Luego vemos en el versículo 3 es que el rey ha hablado con Aspenaz, el jefe de los eunucos. Lo segundo que quiere hacer es convertir a los jóvenes en eunucos. Isaías lo había anunciado en una profecía sobre este tema. «De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia» (Is. 39:7). ¿Qué es un eunuco? Corporalmente, estos jóvenes han sido castrados, para aniquilar toda descendencia, para que ningún líder potencial se oponga al rey.

Ahora la pregunta es, desde un punto de vista espiritual, qué nos dice esto, especialmente a los jóvenes. Estamos llamados, y esto es importante, a dar fruto para Dios. El objetivo del enemigo es que la generación joven no dé fruto para Dios.

Ustedes ven, y esto es muy importante, que el rey no dijo: Tomad a todos los jóvenes. Su primer objetivo era que en esta generación eligiera a los mejores. Lo mejor, tanto corporalmente (hermosos) como intelectualmente (muy instruidos), con un gran potencial. Cualquiera que tenga un gran potencial y pueda hacer avanzar, no al rey de Babilonia, sino al rey de los cielos, está en la mira del enemigo. ¿Y por qué? Porque este tipo de jóvenes puede ser realmente útil para el avance del reino.

Hoy en día, muchos jóvenes que conozco y que tienen un gran potencial, son engañados para vivir una vida mundana. Vienen a las reuniones; están presentes los domingos, pero rara vez durante la semana para las reuniones de oración. ¿Pueden ser útiles para el testimonio local? ¿Pueden ser utilizados por el Espíritu Santo en el culto y la adoración que se debe rendir al Señor Jesús? Muy a menudo la triste respuesta es no.

¿Por qué? Toda su energía, todas sus capacidades se focalizan, se consumen en su lugar de trabajo. Ciertamente debemos trabajar. Pero no debemos ser perezosos, ni faltar a clase como estudiantes, ni ser malos empleados. Pero la cuestión es si toda mi energía se consume, si todas las capacidades que el Señor Jesucristo me ha dado se consumen para el avance de lo material en este mundo. Uno puede ir las reuniones cristianas, pero solo estar como un mueble, como un asiento. Presente, cansado, incapaz de concentrarse, no sirve absolutamente para nada. Esta es una estrategia del enemigo. Se dice que los mejores harán avanzar al mundo. ¡No! Los mejores deberían tener esto en cuenta, que Cristo nos salvó para que vivamos vidas que lo glorifiquen, que hagan avanzar su reino, alma por alma. Aquí pudimos ver lo que el rey quería: que no tuvieran frutos, ni discípulos que los siguieran.

Conocemos las oraciones del apóstol Pablo, cómo oró varias veces para que el creyente llevara fruto. En primer lugar, el fruto es el carácter de Cristo que se manifiesta en nuestras vidas; pero también las cosas que podemos hacer por el Señor Jesucristo, el Evangelio, la edificación de los santos, todo.

La pregunta es, entonces: ¿Estoy viviendo una vida fructífera? Porque el Señor Jesucristo nos dio su vida, una vida de resurrección. El Espíritu Santo, una persona divina, habita en nosotros. Tenemos la santa Palabra de Dios. Tenemos todo a nuestra disposición. La pregunta es cuántos frutos hay en mi vida.

3.3 - El cambio del propósito de su vida

En tercer lugar, el rey no solo cambió su lugar de residencia, no solo los quiso convertir en eunucos, sino que, como tercera cosa, quiso cambiar el propósito de su existencia. Al final de su formación, el rey dijo que su propósito era que «al fin de ellos se presentasen delante del rey». Debían ser capaces de estar a su servicio.

En Colosenses 1:17, se dice del Señor Jesucristo que «Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas subsisten en él», y en el 16 se dice, «todas las cosas fueron creadas por medio de él», y, lo que es muy importante: «y para él». Esta es la respuesta a la pregunta fundamental que todos deberíamos hacernos: “¿Por qué existo? ¿Por qué late mi corazón? ¿Por qué he aparecido en el tiempo?”. Y la maravillosa respuesta es: «Para él». Para Cristo. El propósito de la existencia solo se cumple en relación con esta persona. En Isaías se dice lo mismo, con respecto al pueblo terrenal de Dios: «Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará» (43:21).

Mi vida, y la de todos los demás, encontrará su pleno cumplimiento si vivo para la gloria de Dios, si esa es la forma en que vivo mi vida aquí, en relación con su Hijo.

¡Qué bendición haber nacido en una familia con padres creyentes! Personalmente, ignoré esta bendición y la desprecié durante muchos años. Qué bendición tener el Evangelio ante uno cada domingo, cada semana. Y qué bendición cuando, al escuchar el Evangelio, se tiene un momento en el que se llega a confesar los pecados. Qué bendición ver en Cristo a aquel que tomó el castigo, que yo merecía, en la cruz. Y qué bendición nacer de nuevo. Qué bendición decir: no solo tengo padres creyentes, tengo mi propia relación con Cristo. ¡Qué bendición! Y eso no es todo, Él es mi Salvador.

Muchos creyentes, por desgracia, se conforman con tener un billete para el cielo; estoy salvado, mis pecados están perdonados, y eso es todo. He cruzado la frontera. –No: el Señor Jesucristo quiere que nos alejemos de la frontera, que avancemos en Su conocimiento y que vivamos vidas que lo glorifiquen.

3.4 - El cambio de cultura

Lo siguiente que el rey quería cambiar en ellos era su idioma. Es como si hubiera dicho: “No quiero oír hebreo en las calles de Babilonia”. Nada de hebreo, ¿por qué? Porque eso los identificaría como extranjeros, como ajenos a su cultura. Sería una clara manifestación de su origen. Ahora, el enemigo también quiere cambiar nuestra forma de hablar.

Hay una influencia de la sociedad que es característica. Esta influencia es fuerte en relación con el lenguaje que la sociedad trata de inculcar en la mente y el corazón de la generación joven. Su característica es la falta de respeto hacia la autoridad.

¿Qué tipo de autoridad? Los padres primero, luego los profesores. Quizá sea muy respetuoso con mis padres; pero cuando voy a la escuela, ¿soy una persona diferente? ¿Mis profesores no significan nada para mí? Todo lo que la gente habla, la música, las películas, etc., todo está impregnado de falta de respeto, no solo la falta de respeto hacia los padres, sino también la falta de respeto hacia los profesores.

Luego está la vida de la asamblea, y es una tragedia que el lenguaje de la generación joven muestre una falta de respeto hacia los padres espirituales, los parientes, los hermanos y las hermanas.

En Efesios 4:29, el apóstol Pablo nos dice: «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, solamente aquella la que es buena para la necesaria edificación, para que imparta gracia a los que oyen». Tenemos un maravilloso ejemplo en la persona de nuestro amado Señor Jesús en cuanto a la forma en que hablaba. Enviaron a personas que eran sus enemigos para detenerlo. Regresaron y dijeron: «Jamás hombre alguno habló como este hombre habla» (Juan 7:46). Si paso tiempo con alguien, si aprendo su idioma y si llega a mi corazón, habrá pruebas de ello; y es un testimonio fuerte. Quizá no pensamos mucho en esto en nuestra forma de hablar. Ese rey quería que la lengua hebrea de estos jóvenes desapareciera. Eso es lo que quiere nuestro enemigo. No quiere que los jóvenes o los creyentes hablen de manera diferente, ni que tengan otra forma de comunicarse. No quiere que veamos la gracia ni la belleza de la lengua de las Escrituras.

Pero así es como hablaba el Señor. Si ustedes pasan tiempo con él, aprenderán Su lenguaje y hablarán como Él.

3.5 - El cambio alimentario

La quinta cosa que el rey cambió fue su comida. No dijo: “Os daré la comida de mis siervos, buena comida”. Dijo: No, os daré exactamente mi comida, mi carne y mi vino, probablemente la mejor comida que se podía encontrar”. Debemos entender lo que esto significa. Fue una prueba para toda una generación. Imagínese que es prisionero de guerra y de repente le hacen esta oferta: “Escuche, esta es la mejor universidad del mundo, con una beca. Ustedes nada tienen que pagar. Los mejores profesores. No solo no tienen que pagar el alojamiento, sino que también tienen derecho a la mejor comida” … La carne y el vino. ¿Todo va bien? ¿Algo no iría bien?

Un joven partió de esta pequeña cosa: “No comeré esta comida”. A veces pensamos que debemos hacer grandes cosas, ser fieles en ciertas cosas importantes. No, debemos ser fieles y prestar atención primero a las cosas pequeñas.

Todo empezó con la comida. Este libro fue escrito por un joven que se propuso: «En su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey» (Dan. 1:8). ¿Qué era? La mejor comida del mundo. Evidentemente, su situación no es la nuestra. El enemigo de nuestras almas, el diablo, tiene comida, comida espiritual, para la gente de este mundo. Por todas partes se ve a la gente comiendo, escuchando música, viendo películas, haciendo deportes, leyendo libros. Es todo lo que uno quiere. Hay un hambre en el alma de los hombres. No están satisfechos con esta comida, pero siguen comiéndola todos los días. Y eso es lo que quiere el enemigo.

Hay un dicho que dice: “Ustedes son lo que comen”. En otras palabras, lo que comemos se nota, tanto si comemos poco como si comemos mucho. Todo se nota en nuestro cuerpo, pero no solo en nuestro cuerpo.

A veces hablo con jóvenes. Algunos dicen: “No tengo ganas de leer la Palabra de Dios”, y luego añaden: “No tengo ganas de ir a las reuniones” y “No tengo ganas de orar”. Entonces les pregunto: “¿Cuál es tu dieta?”. Me responden: “Una dieta muy sana, voy al gimnasio, solo como un tipo de pescado». –No, no; dime cuál es tu dieta espiritual; ¿qué comes?

Cuando como “basura”, no hay nada que alimente mi nueva naturaleza. Todo lo que este mundo da, incluso lo mejor y más noble para él, no es adecuado para mi nueva naturaleza. La nueva naturaleza de cada creyente se alimenta de un solo tipo de alimento, y es Cristo en la gloria. Por lo tanto, si como tonterías, asuntos que absorben al mundo, no tengo apetito por las cosas divinas. Y mi apetito por las cosas divinas se debilitará; ya no me interesan. No puede alimentarse de la basura del mundo, disculpe mi lenguaje, y luego ir a las cosas divinas y decir: “Vaya, me beneficio de ambas”. No, es imposible. Si le gusta lo que el mundo puede ofrecerle, lamentablemente dirá que lo que es de Cristo es aburrido, difícil, sin atractivo. En realidad, lo que realmente puede satisfacer el alma es el alimento que da Cristo, y no lo que da el enemigo de nuestras almas, aunque tenga buena apariencia.

Daniel y sus amigos rechazaron la comida del mundo. No lo hicieron de manera arrogante y agresiva. Daniel simplemente pidió que: «Nos den legumbres a comer, y agua a beber». Fue muy educado. A veces, uno puede tener buenas motivaciones, pero expresarlas de mala manera. Pero Daniel fue amable y gentil. Su supervisor se asustó. Entonces Daniel le propuso: «Prueba con tus siervos por diez días». ¿Cuál fue el resultado de esos 10 días de verduras y agua? Sus rostros eran diferentes; había tenido un impacto. Si nos alimentamos de Cristo, se notará. Mi rostro brillará si compartimos a Cristo.

Sin embargo, el Señor Jesús dijo: «Bienaventurados sois cuando os injurien» (Mat. 5:11). ¿Es eso posible? Sí, porque ustedes dan testimonio de mí. Cuando disfruto de Cristo, mi rostro no estará sombrío y lleno de tristeza. El rostro de Moisés resplandecía cuando hablaba con Jehová. Para nosotros, eso también será visible, y la comida que comamos se reflejará en nuestro testimonio ante los demás.

Notemos que el proceso de educación no fue instantáneo. Esto se debe a que el diablo quiere influir en la generación joven. Había planeado 3 años de educación con este régimen. Es un proceso lento que lleva tiempo, algo muy importante. Esto también es demoníaco: alejar a los niños de sus padres. El diablo sabe que los padres tienen una buena influencia en los niños. Desafortunadamente, también puede haber jóvenes que vivan bajo el mismo techo que sus padres y que, al mismo tiempo, se mantengan muy alejados unos de otros. Esto también es obra del enemigo. Quiere apoderarse de la generación joven, quiere sustraerla del positivo influjo espiritual de sus padres. ¿Por qué? Para poder formar, influir y destruir sus vidas.

¡El resultado de haber mantenido la firmeza durante estos 10 días en cuanto a la comida, preservó a estos jóvenes durante los 3 años de su educación!

3.6 - El cambio de los nombres

El sexto cambio fue el de los nombres. En las Escrituras, el nombre corresponde a la identidad de la persona. Debían deshacerse de sus nombres hebreos porque sería un error caminar por las calles de Babilonia –la confusión, donde todo se acepta como justo– con un nombre como Daniel, que significa Dios es juez o Dios es mi juez.

¿Qué querría uno que Dios juzgara? La gente dice que Dios no juzgará a nadie, que todo el mundo tiene razón, que todas las religiones conducen al paraíso, y ahí está alguien que lleva un nombre que dice: “No, solo hay un Dios, y ese único Dios juzgará a todos los que no se ajusten a Su norma divina”. Era inaceptable, ¡cambie de nombre!

Ahora bien, ¿cómo se aplica esto a nosotros? Tenemos una identidad que el mundo querría que ocultáramos. Tenemos el ejemplo de Nicodemo. En un momento de su vida, solo 2 personas sabían que era un discípulo.

He preguntado a algunos jóvenes de mi familia que están en el colegio: “¿Saben los de tu clase que eres cristiano?”. Silencio. Uno de ellos dio una buena respuesta: “Nadie me lo ha preguntado”. –José de Arimatea fue discípulo de Cristo en secreto (Juan 19:38), pero solo hasta cierto punto: hasta que vio la cruz y la persona del Señor Jesucristo y los sufrimientos que soportó porque amaba a José.

Uno de los motivos por los que a veces nos da vergüenza dar testimonio de Cristo es que no aprovecho esta vida como debería; no veo Su sacrificio. No medito lo suficiente sobre su sacrificio. Cuando ustedes miran la cruz y comprenden todo lo que él soportó, entonces están llamados a decir a los que le rodean: “Este es el Hombre que me salvó. Él tomó el castigo por mí. No quiero avergonzarme”. José de Arimatea llegó en el momento en que se manifestó públicamente. Para él, esto significaba, tal vez, la exclusión de la sociedad en la que vivía. Para nosotros también puede significar ostracismo. Era un hombre rico, pero dijo en cierto modo: “Quiero el cuerpo de Cristo. Quiero identificarme con mi Salvador en su muerte. Quiero dar testimonio de él”.

Pedro se avergonzó de dar testimonio del Señor Jesucristo porque confiaba en sí mismo. Pero hubo un momento en el que, después de aprender la lección, ganó a miles de personas. No tuvo miedo de llamarlos a arrepentirse, y el Señor obró. Cada uno de nosotros podemos ser usados en nuestras circunstancias.

Cada uno debe preguntarse: ¿Estoy realmente disponible? ¿Tengo ganas de decir algo de mi Señor a las personas que me rodean y de las que sé que, sin este conocimiento, perecerán? El diablo quiere que nuestra identidad esté oculta. No quiere que brillemos, no quiere que hablemos de Cristo.

4 - El ejemplo de Daniel: ser vencedor a pesar de un contexto difícil

Para terminar, solo quiero decir que Daniel es un maestro de primera clase. ¿Cómo pudo vivir en esa época? Pudo adaptarse y vivir bajo la autoridad de 4 emperadores, y fue capaz, según su libro, de dar su testimonio en un mundo donde todo estaba en contra de Dios, no con simples presidentes, sino con reyes crueles.

Y fue capaz, en su primera toma de posición, de decir: quiero mantenerme sin ser manchado por el mundo. Era una línea de demarcación clara; era su primer deseo. Lo decidió (lo determinó) en su corazón, como si dijera: No quiero que lo que me dé el mundo me determine.

Al mismo tiempo, tenía buenos amigos, seguramente los buscó. Esto también es importante, porque para ser útil no basta con separarme de las cosas negativas de este mundo. Tenía amigos y compartía su corazón con ellos, y no solo eso, sino que él mismo pasaba tiempo en oración con ellos. Así que tenemos la combinación de separarse de la mundanidad, con buenas relaciones, y con la comunión personal con Cristo.

Como hombre dependiente, pasaba tiempo orando, 3 veces al día. Le amenazaron: “Deja de orar o morirás”. ¿Qué hizo? Siguió. Pero no solo fue un hombre de oración. Tuvo la gloriosa perspectiva futura de la nación. Pudo comprender, por las Escrituras y por revelación, cuáles eran los planes de Dios para esa nación. ¿Qué hay de nosotros? ¿Cuál es nuestra perspectiva? ¿Esperamos el momento en que Cristo Jesús sea glorificado por Dios, quien le dará todas las cosas del cielo y de la tierra? ¡Honor a Él! ¿Esperamos ese momento? ¿Tenemos el deseo de ser parte de esa compañía, de ese cuerpo de testigos que estará a su lado y reforzará esa gloria en el futuro?

Estas son cosas concretas también para nosotros. Al observar la vida de los hombres de fe de la Epístola a los Hebreos, nos anima el hecho de que es posible, en un período de declive, e incluso de declive general, no estar vencidos, sino ser vencedores, tener esta gracia, elevarse por encima de la situación general y vivir una vida para la gloria de Cristo y para la bendición de las personas que nos rodean.

Que el Señor Jesucristo nos dé la gracia necesaria para mirar a los hombres de fe, para comprender sus líneas directrices, para mantener nuestros ojos en Cristo y para vivir vidas victoriosas, para la gloria de Aquel que pronto vendrá a buscarnos para ir a Casa. Que su nombre sea glorificado y que nuestros corazones latan por Él. Amén.


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