El Señor Está Cerca

Martes
25
Julio

Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti.

(Job 42:1-2)

¡Oh, Dios, tú todo lo puedes!

A veces se malinterpreta el libro de Job. Debido a que su contenido se centra en el profundo sufrimiento de Job, el protagonista, a menudo se asume que el libro revela la razón del sufrimiento y la miseria en el mundo. Pero ninguno de los diálogos que encontramos en el libro explica la razón del sufrimiento. De hecho, cuando el tema es abordado desde la perspectiva de los «amigos» de Job, su interpretación frecuentemente es totalmente errónea.

Del mismo modo, cuando el Señor se reveló a Job en el torbellino (caps. 38-41), tampoco se le dio ninguna respuesta o revelación directa al respecto. No recibió una explicación de parte de Dios, pero sí halló paz y descanso, teniendo como base la soberanía de Dios. En estos últimos capítulos del libro, el poder y la soberanía de Dios se revelan a través de la creación. Si tuviéramos que resumir lo que Job expresó como conclusión, diríamos: «Oh, Señor, qué grande, qué poderoso, qué soberano; todos tus planes son inmutables y nada puede impedir su cumplimiento». De hecho, este es el mensaje del libro de Job. Pero también aprendemos que “el Señor es muy misericordioso y compasivo” (Stg. 5:11). Las pruebas de Job tenían un propósito de gracia y misericordia. Al final, él fue bendecido con más abundancia que nunca (cf. Ro. 8:28).

Lo que se desprende de este libro es la soberanía y el poder de Dios. Satanás es solo un instrumento en las manos de Dios para que su siervo fuera bendecido al final. El mundo animal con toda su complejidad, los climas, los océanos, las estrellas de los cielos, todo fue creado y es sostenido por la mano del Señor. Nabucodonosor aprendió una lección similar: “[Dios] hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” (Dn. 4:35).

Brian Reynolds

La soberanía de Dios en gracia es un elemento esencial de su gloria.

J. N. Darby

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