Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.
¿Ha escuchado alguna vez la expresión: aquellos eran los buenos tiempos? ¿Quizás usted mismo lo ha dicho más de una vez? Sin duda alguna, existe cierta nostalgia por el pasado, y teniendo en cuenta nuestro complejo y agitado mundo moderno, podemos añorar tiempos más sencillos. A veces esto también se traslada al ámbito espiritual. Al observar el estado espiritual de la Iglesia o el estado del mundo, llegamos a la conclusión de que en el pasado las cosas eran diferentes y mejores. ¡Lo curioso es que la gente que vivía en esa época decía lo mismo sobre su propio tiempo!
Los tiempos pasados siempre parecen haber sido mejores. Pero ¿es esto cierto? Alguien ha dicho que los buenos tiempos son producto de la mala memoria y la imaginación hiperactiva. Sin embargo, la Biblia dice claramente que las condiciones se deteriorarán y el mal aumentará (cf. 2 Ti. 3:1). Esto es innegable y muy solemne. A raíz de esto, algunos concluyen que los tiempos pasados realmente fueron mejores. En realidad, el corazón del hombre no ha cambiado en nada: “Todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Gn. 6:5). En verdad, los buenos tiempos nunca existieron.
Con la sabiduría que Dios le había dado, Salomón dijo que no es sabio preguntar por qué los días antiguos eran mejores que los actuales. El poeta Robert Browning acuñó el famoso dicho: «Lo mejor está por venir». Esto es cierto. Quejarse de que los tiempos pasados eran mejores es ignorar la realidad de que pronto llegará un día mejor. Para los cristianos, la gloria eterna es inminente. El arrebatamiento de la Iglesia puede llegar en cualquier momento, y “la primera resurrección” está a la vuelta de la esquina. El reino milenial está por llegar, y no olvidemos la llegada de “los cielos nuevos y tierra nueva”. Lo mejor de los «buenos tiempos» no se puede comparar con estos.
Brian Reynolds