La aprobación del Señor
Autor:
La fidelidad y la aprobación del Señor
Tema:Debería ser un gozo para todos los que aman al Señor Jesús pensar que se benefician de su especial aprobación y amor, y descubrir que él ha aprobado nuestra conducta en tal o cual circunstancia, aunque nadie lo sepa sino nosotros mismos que recibimos su aprobación. Pero, amados, ¿estamos realmente satisfechos de tener su aprobación de algo que solo Cristo conoce? Pongámonos a prueba. ¿No estamos ansiosos de que los hombres alaben nuestra conducta, o al menos conozcan los motivos que hay detrás de ella, y así nos den crédito por ello? ¿Estamos realmente satisfechos, cuando se hace el bien, de que nadie lo sepa? ¿Y más aún en la Iglesia en la que estamos?
¿Estamos satisfechos de que solo Cristo nos dé la «piedrecita blanca» de su aprobación? Y ¿el «nombre nuevo escrito, que nadie conoce sino aquel que lo recibe»? (Apoc. 2:17) ¿Estamos satisfechos, digo, de no buscar nada más?
Oh, hermanos y hermanas, piensan ustedes en la terrible maldad y traición del corazón que no se contenta con este favor especial de Cristo y, en cambio, busca el honor de los demás (como con tanta facilidad hacemos). Les pregunto, amados, ¿qué es más precioso para ustedes, qué preferían: el reconocimiento público del Señor de que son siervos buenos y fieles, o el tierno amor secreto de Cristo que descansa sobre ustedes, con el sentimiento íntimo y peculiar de su aprobación? Aquel cuyo corazón está expresamente puesto en Cristo responderá con la segunda opción.
Si somos fieles, podemos tener derecho a ambos. Pero es el conocimiento personal y secreto de la aprobación del Señor lo que tiene la mayor importancia, y nada más puede guiarnos directamente en nuestra carrera.