ROCIAR

Zaraq (2236, זָרַַק), «arrojar; rociar; regar; tirar; lanzar, esparcir ampliamente». Este vocablo se encuentra tanto en hebreo moderno como antiguo y se usaba en acádico con el significado de «salpicar». Se emplea 35 veces en el texto hebreo del Antiguo Testamento y en 26 de estos casos se refiere a «rociar» o «arrojar» sangre sobre el altar de sacrificio del pueblo. Con este significado se encuentra a menudo en Levítico (1:5, 11; 3:2, 8, 13, etc.).

La versión del «nuevo pacto» en Ezequiel incluye «rociar» el agua de purificación (Ezeq. 36:25). La primera vez que se usa zaraq en el Antiguo Testamento se habla de «lanzar» puñados de polvo en el aire que caería sobre los egipcio causándoles úlceras en la piel (Éx. 9:8, 10). Como parte de su reforma, Josías desmenuzó las imágenes cananeas y «regó, esparció» el polvo sobre las tumbas de los idólatras (2 Cr. 34:4). En la visión de Ezequiel sobre la partida de la gloria de Dios del templo, el hombre vestido de lino fino toma brasas ardientes y las «esparce» sobre Jerusalén (Ezeq. 10:2).

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