PIE, PIERNA

Regel (7272, רֶגֶֶל), «pie; pierna». El vocablo regel se encuentra en muchas lenguas semíticas, haciendo alusión a una parte del cuerpo. En el Antiguo Testamento, el término se usa un total de 245 veces comenzando con Gén. 8:9.

Regel se puede referir al «pie» humano (Gén. 18:4), de un animal (Ezeq. 29:11), de un ave (Gén. 8:9) y, aunque muy pocas veces, de una mesa (Éx. 25:26). La aplicación del vocablo se amplía para abarcar el significado de «pierna»: «Sobre sus piernas tenía grebas de bronce y entre sus hombros llevaba una jabalina de bronce» (1 Sam. 17:6 RVA). Regel puede ser un eufemismo para los órganos genitales; por eso la orina es «agua de las piernas» (2 Reyes 18:27) y los vellos púbicos «pelo de las piernas» (Isa. 7:20). La posición del «pie» en relación con la cabeza dio lugar a una frase idiomática: «Desde la planta del pie hasta la coronilla» (cf. Deut. 28:35), que quiere decir «la extensión total del cuerpo».

«Pie» puede servir de metáfora para indicar arrogancia: «Que no me aplaste el pie del orgulloso, ni me desarraigue la mano del impío» (Sal. 36:11 NVI). Se usa también para hablar de Israel: «No volveré a desplazar los pies de Israel de la tierra que he dado a sus padres, con tal de que procuren hacer conforme a todas las cosas que les he mandado, y conforme a toda la ley que les mandó mi siervo Moisés» (2 Reyes 21:8 RVA).

Se dice en sentido antropomórfico que Dios tiene «pies». Dios se reveló a si mismo con un pavimento de zafiro tan claro como el cielo debajo de sus «pies» (Éx. 24:10). Los autores de las Escrituras hablan de Dios como aquel que tiene las tinieblas (Sal. 18:9) y «nubes son el polvo de sus pies» (Nah. 1:3 RVA), y que envía una plaga desde sus «pies» (Hab. 3:5). Se dice que sus «pies» reposan sobre la tierra (Isa. 66:1); el templo es también donde descansan sus pies: «Yo haré glorioso el lugar de mis pies» (Isa. 60:13 RVA). En forma similar, los serafines tienen «pies» que cubren con alas cuando están delante de la presencia de Dios (Isa. 6:2); Ezequiel describe los «pies» de los serafines (Ezeq. 1:7).

La Septuaginta ofrece las siguientes traducciones: pous («pie») y skelos («pierna»).

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