PACTO, ALIANZA
Berît (1285, בְרִִית), «pacto; alianza; convenio; acuerdo; confederación». Lo más probable es que este nombre se derive de la raíz acádica que significa «encadenar, poner grillos»; tiene paralelos en hitita, egipcio, asirio y arameo. Berît se encuentra más de 280 veces en todas las secciones del Antiguo Testamento. El primer caso del vocablo está en Gén. 6:18: «Pero estableceré mi pacto contigo [Noé]. Entraréis en el arca tú, tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo». «Alianza» es la traducción preferida de berît por la RV: «Haced, pues, ahora alianza con nosotros» (Jos. 9:6); sobre todo en el caso de acuerdos políticos internos de Israel (2 Sam. 3:12-13, 21; 5:3) o entre naciones (1 Reyes 15:19). En estos casos las revisiones subsiguientes (RVR, RVA, NRV) usan «alianza» o «pacto». En Jueces 2:2 se traduce: «Con tal que nosotros no hagais «pacto» con los moradores de esta tierra», («alianza» RVA). El mandamiento también le fue dado a Israel en Éx. 23:32; 34:12-16; y en Deut. 7:2-6. Otras versiones se valen de diversos términos: «pacto» (LBA, LBP, BLA; BPD, SBP), «alianza» (BJ), «tratado de paz» (NBE), etc., según el contexto.
La RVR prefiere el término «pacto» para traducir berît, en particular para denotar «acuerdos entre hombres», como entre Abraham y Abimelec (Gén. 21:32): «Así hicieron pacto en Beerseba». David y Jonatán hicieron un «pacto» de protección mutua que comprometía a David y a sus descendientes en perpetuidad (1 Sam. 18:3; 20:8, 16-18, 42). En todos estos casos había acuerdo mutuo que se confirmaba con un juramento en nombre del Señor. A veces se entregaban prendas materiales como testimonios del convenio (Gén. 21:28-31).
Acab derrotó a los sirios: «Hizo, pues, pacto con él [Ben-adad], y le dejó ir» (1 Reyes 20:34). El rey de Babilonia «tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto [«un trato» NBE] con él [Sedequías], y le hizo prestar juramento» (Ezeq. 17:13). En «pactos» como estos, los términos los imponían una potencia militar superior; no eran acuerdos mutuos.
La monarquía en Israel estaba fundamentada en un «pacto»: «David hizo pacto [«alianza» RV] con ellos [los ancianos de Israel] en Hebrón, delante de Jehová» (2 Sam. 5:3). Dicho acuerdo se basaba en su reconocimiento de que Dios lo había nombrado (2 Sam. 5:2), por lo que se hicieron súbditos de David (cf. 2 Reyes 11:4, 17).
La gran mayoría de los casos de berît tienen que ver con los «pactos» o «alianzas» de Dios con hombres, como en el caso de Gén. 6:18, ya citado. Son importantes los verbos que se usan: «Estableceré mi pacto contigo» (Gén. 6:18), literalmente, «mantendré firme» o «confirmaré» mi «alianza». «Y pondré mi pacto entre mí y ti» (Gén. 17:2; «cumpliré» RVA; «confirmaré» BLA). «Y Él os anunció su pacto» (Deut. 4:13). «Mi pacto que yo les mandé» (Jos. 7:11). «Me he acordado de mi pacto. Por tanto… os librare de su servidumbre» (Éx. 6:5-6). Dios no rechazará a Israel por su desobediencia ni los desechará «hasta consumirlos, invalidando mi pacto con ellos» (Lev. 26:44). «Ni se olvidará del pacto que les juré a tus padres» (Deut. 4:31). El verbo más común es «cortar» [karat] un pacto, que siempre se traduce como en Gén. 15:18: «Jehová hizo un pacto». Este uso parece derivarse de la ceremonia descrita en Gén. 15:9-17 (cf. Jer. 34:18), en la que Dios se aparece como «una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos» (Gén. 15:17). Todos estos verbos aclaran que en todos los casos la iniciativa es de Dios; es quien establece y cumple los pactos.
«Pacto/alianza» es un término paralelo o equivalente a los vocablos hebreos dabar («palabra»), joq («estatuto»), piqqûd («preceptos», Sal. 103:18 LBA), edah («testimonios» Sal. 25:10), tôrah («ley» Sal. 78:10) y jesed («misericordia» Deut. 7:9). Estos términos enfatizan la autoridad y la gracia de Dios en establecer y cumplir con el «pacto», a la vez que señalan la responsabilidad humana bajo el «pacto». Las palabras de la «alianza» se escribieron en un libro (Éx. 24:4, 7; Deut. 31:24-26) y sobre tablas de piedra (Éx. 34:28).
Los seres humanos «entran en» (Deut. 29:12) o se «unen» (Jer. 50:5 RVA; «juntan» RVR) al «pacto». Deben «obedecer» (Gén. 12:4) y «poner por obra» todos los mandamientos del «pacto» (Deut. 4:6). Pero, encima de todo, la «alianza» es un llamado a que Israel ame a «Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas» (Deut. 6:5). La «alianza» divina es una relación de amor y lealtad entre el Señor y su pueblo escogido.
«Si de veras escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis para mí un pueblo especial entre todos los pueblos… y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa» (Éx. 19:5-6 RVA). «Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento… para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres» (Deut. 8:1). En el «pacto» la respuesta del hombre contribuye a su cumplimiento; no obstante, su acción no es causativa. La gracia de Dios siempre va delante produciendo la respuesta humana.
De cuando en cuando, Israel «hizo pacto delante de Jehová, de andar en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos… para cumplir las palabras de este pacto escritas en este libro» (2 Reyes 23:3 RVA). Se asemeja a su compromiso original: «¡Haremos todo lo que Jehová ha dicho!» (Éx. 19:8 RVA; 24:7). Israel no propuso los términos de una «alianza» con Dios. Respondió a su «pacto».
La total clemencia y eficacia del carácter del «pacto» de Dios se confirma en la Septuaginta con la elección de diatheekee para traducir berît. Diatheekee es el testamento que estipula la distribución de los bienes de un occiso de acuerdo a su voluntad. Denota una acción totalmente unilateral. Diatheekee se encuentra 33 veces en el Nuevo Testamento. En su traducción al castellano, las versiones protestantes prefieren «pacto» y las católicas priorizan el término «alianza».
El uso de «Nuevo Testamento» y «Antiguo Testamento» como nombres de las dos secciones de la Biblia indica que el «pacto» divino está en el centro de todo el libro. La Biblia relata el propósito «testamentario» de Dios, de modo que el ser humano pueda unirse a Él en servicio amoroso y conocer la comunión eterna con Él mediante la redención que es en Cristo Jesús.