HONRAR
A - Verbos
Kabed (3513, כָבֵֵד), «honrar». Este verbo aparece unas 114 veces en todos los períodos del hebreo bíblico. Sus cognados están en las mismas lenguas que el nombre kabôd. Un ejemplo de kabed aparece en Deut. 5:16: «Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado».
Hadar (1921, הָדַַר), «honrar, preferir, enaltecerse, comportarse arrogantemente». Este vocablo, que se halla 8 veces en el hebreo de la Biblia, tiene cognados solo en arameo, aunque algunos estudiosos creen haber hallado cognados en egipcio y siríaco.
El término significa «honrar» o «preferir» en Éx. 23:3: «Tampoco harás favoritismo al pobre en su pleito» (RVA). En Prov. 25:6 hadar quiere decir «enaltecerse» o «comportarse con arrogancia».
B - Nombres
Kabôd (3519, כָָבוד), «honor; honra, gloria; gran cantidad; multitud; riqueza; reputación [majestad]; esplendor». Hay cognados de este vocablo en ugarítico, fenicio, arábigo, etiópico y acádico. Se encuentra 200 veces en todos los períodos del hebreo bíblico.
Kabôd se refiere al gran peso físico de algún objeto. Nah. 2:9 debe leerse así: «No hay límite a los tesoros; [una gran cantidad] de toda clase de objetos codiciables» (cf. LBA). Isa. 22:24 (RVA) dice que Eliaquim se asemeja a una «estaca en lugar firme» del que colgarán «toda la gloria [las cosas de peso] de la casa de su padre». Oseas 9:11 exige una acepción similar; kabôd se refiere a una gran multitud de personas («muchedumbre»): «La gloria [muchedumbre] de Efraín volará cual ave». El término no quiere decir simplemente «pesado», sino también una cantidad de cosas (personas, objetos, conceptos) imponentes o «de peso».
A menudo, kabôd se refiere tanto a «riqueza» como (en sentido concreto) a una «reputación» significativa y positiva. Como ejemplo del primer énfasis, los hijos de Labán se quejan que «Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza» (Gén. 31:1: primer caso). El segundo énfasis se encuentra en Gén. 45:13 donde José ordenó a sus hermanos que informasen a su padre «acerca de toda mi gloria [«honra»] en Egipto». Aquí el mensaje de José incluye un informe sobre su posición y la promesa de que en Egipto estaría en condiciones de suplir sus necesidades. Los árboles y los bosques son imponentes, ricos y «esplendorosos». Dios va a castigar al rey de Asiria con la destrucción de la mayoría de los árboles en sus bosques. «La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá… los árboles que queden en su bosque serán en número que un niño los pueda contar» (Isa. 10:18-19). En Sal. 85:9 predomina la idea de riqueza o abundancia: «Ciertamente cercana está su salvación para los que le temen, para que habite la gloria [abundancia] en nuestra tierra». El Sal. 85:12 comunica la misma idea en otros términos: «Jehová dará también el bien; y nuestra tierra dará su fruto».
Kabôd puede también portar un énfasis abstracto de «gloria» (u «honra») en el sentido de imponer presencia o posición. La mujer de Finees llamó a su hijo Icabod, diciendo: «¡Traspasada es la gloria de Israel! Por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido» (1 Sam. 4:21). En Isa. 17:3 kabôd contiene la idea más concreta de plenitud de cosas como ciudades fortificadas, soberanía y pueblo. Entre estas cualidades se hallan el «honor» o respeto a rango y posición. En Isa. 5:13 kabôd contiene la idea de «honor» u «honra»: «Sus nobles [los hombres «honorables»] están muertos de hambre, y su multitud reseca de sed» (RVA). Aquí, el vocablo kabôd y su término paralelo (multitud) representan a todo el pueblo de Israel, las clases altas y la gente común. En muchos pasajes el vocablo presenta una realidad futura más bien que presente: «En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria» (Isa. 4:2).
Hay dos matices de la palabra que expresan «honra» o «importancia» (cf. Gén. 45:13). En primer lugar, kabôd puede destacar la posición de un individuo dentro de la esfera en que vive (Prov. 11:16). La «honra» puede perderse debido a obras y actitudes erróneas (Prov. 26:1, 8), o bien demostrarse mediante buenas acciones (Prov. 20:3; 25:2). El énfasis, entonces, es sobre las relaciones interpersonales. Segundo, muchos usos del término sugieren nobleza, como por ejemplo en 1 Reyes 3:13 que destaca la «honra» que le corresponde a la familia real. O sea, kabôd puede resaltar la posición de respeto y distinción social del que goza la nobleza.
En lo que a Dios se refiere, el vocablo denota una cualidad suya por la que se le reconoce. Josué ordenó a Acán dar gloria a Dios en reconocimiento de su importancia, valor y de lo que Él significa (Jos. 7:19). En este y otros ejemplos semejantes, «honrar» quiere decir hacer algo; lo que Acán tuvo que hacer fue decir la verdad. En otros pasajes, «honrar» a Dios es un reconocimiento cúltico y la confesión de que Dios es Dios (Sal. 29:1). Algunos sugieren que en estas y otras citas, cuando el cultuante ve la «gloria» de Dios y lo confiesa en adoración, se alaba su soberanía sobre la naturaleza. En otros pasajes, el término señala la soberanía de Dios sobre la historia y específicamente apunta hacia una futura manifestación de su «gloria» (Isa. 40:5). En fin, encontramos también casos que relacionan la revelación de la «gloria» divina a las manifestaciones de antaño de su soberanía en la historia y sobre los pueblos (Éx. 16:7; 24:16).
Hadar (1926, הָדָָר), «honra, honor, esplendor». Hay cognados de esta palabra únicamente en arameo. Los 31 casos en la Biblia están solo en pasajes poéticos en todos los períodos.
Primero, hadar se refiere al «esplendor» de la naturaleza: «Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso [lit., árboles de esplendor o belleza]» (Lev. 23:40: primer caso). Segundo, el término es el equivalente de vocablos hebreos como «gloria» y «dignidad». Así, hadar no significa una combinación de atractivo físico y posición social más que una hermosura sobrecogedora. Se dice del Mesías que «no hay parecer en Él, ni hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos» (Isa. 53:2 RV). La humanidad está coronada de «gloria y honra», en las prioridades divinas y en rango (Sal. 8:5). En Prov. 20:29 hadar enfoca la misma idea (las señales de rango y privilegio de un anciano son sus canas). Estos casos reflejan un tema que está presente en toda la Biblia: una larga vida es signo de bendición divina y que resulta (a menudo) de ser fiel a Dios; en cambio, la muerte prematura es juicio divino. Cuando se aplica a la naturaleza de Dios, hadar comunica las ideas de brillo esplendoroso, preeminencia y señorío: «Alabanza y magnificencia delante de Él; poder y alegría en su morada» (1 Cr. 16:27). Estas son las características de su santuario (Sal. 96:6) y también Dios se reviste de ellas (Sal. 104:1). Este uso de hadar tiene su origen en el concepto que se tenía de un rey o una ciudad real. Todas las cosas buenas de David, Dios se las dio: corona de oro en su cabeza, larga vida y gloria («esplendor»; Sal. 21:3-5). La belleza y el fulgor de los reyes de la tierra proviene, generalmente, de su medio. Así, Dios dice al respecto de Tiro: «Persas, lidios y libios estaban en tu ejército como tus hombres de guerra. Escudos y cascos colgaban en ti; ellos te daban tu esplendor. Los hijos de Arvad estaban con tu ejército sobre tus muros en derredor, y los gamadeos estaban en tus torreones. Colgaban sus escudos sobre tus muros en derredor; ellos hacían completa tu hermosura» (Ezeq. 27:10-11 RVA). Por el contrario, la «gloria» y el «esplendor» de Dios procede de Dios mismo.
El nombre hadarah significa «majestad; esplendor, exaltación; adorno». Este nombre aparece 5 veces en la Biblia. El vocablo quiere decir «majestad» o «exaltación» en Prov. 14:28 (LBA): «En la multitud del pueblo está la gloria del rey, pero en la falta de pueblo está la ruina del príncipe» («el pánico del funcionario» RVA; «un príncipe sin súbditos está arruinado» NVI). Hadarah significa «adorno» en Sal. 29:2.
C - Adjetivo
Kabed (3515, כָבֵֵד), «pesado; numeroso; severo; rico». El adjetivo kabed aparece unas 40 veces. Básicamente este vocablo expresa la idea de «pesado». En Éx. 17:12 el término se refiere a peso físico: «Y las manos de Moisés se cansaban [«estaban pesadas» (RV)]; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos» (RVR). Esta pesadez puede ser perenne: una cualidad duradera, siempre presente. Cuando el vocablo se usa en un sentido negativo y extensivo, puede describir al pecado, por ejemplo, como un yugo siempre agobiante: «Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada me agobian» (Sal. 38:4 RVA; «me abruman» NVI). Las tareas y responsabilidades suelen ser «pesadas» (Éx. 18:18). Moisés argumentó su incapacidad de conducir al pueblo de Dios al salir de Egipto porque era «tardo en el habla y torpe de lengua» (RVR, NRV); o sea, no había fluidez en su hablar ni en su lengua; era vacilante («pesado»; Éx. 4:10). Esta acepción de kabed se encuentra, con una aclaración, en Ezeq. 3:6 cuando Dios describe al pueblo a quien el profeta va a ministrar: «No a muchos pueblos de habla misteriosa [«incomprensible» LBA] y de lengua difícil, cuyas palabras no entiendes» (RVA; cf. NRV). Otro matiz del vocablo se halla en Éx. 7:14, refiriéndose al corazón del faraón: «Se ha endurecido, y rehúsa dejar ir al pueblo» (RVA). En todos estos contextos kabed describe la carga que pesa sobre el cuerpo (o sobre una de sus partes) de modo que uno queda incapacitado o sin poder actuar adecuadamente.
En una segunda serie de pasajes, la palabra se refiere a lo que cae sobre uno y le vence. Así, Dios envió un «granizo muy pesado» sobre Egipto (Éx. 9:18 LBA), un gran enjambre de insectos (Éx. 8:24), una gravísima pestilencia (Éx. 9:3) y numerosísimas langostas (Éx. 10:14). El primer ejemplo de este matiz del vocablo se encuentra en Gén. 12:10: «Era grande el hambre en la tierra» («severa» LBA).
Con connotación positiva, kabed puede describir la cantidad de «riquezas» que se posee: «Abram era riquísimo en ganado, en plata y oro» (Gén. 13:2). En Gén. 50:9, el término se usa como calificativo de un grupo de personas: «un numeroso cortejo» (RVA). En el siguiente versículo tiene el sentido de «imponente» o «pesado»: «Hicieron grande y muy triste lamentación» (NRV; «grande y solemne» BJ; «solemne y magnífico» NBE).
El adjetivo nunca se usa acerca de Dios.