ESTATUA

Tselem (6754, צֶלֶֶם), «estatua; imagen: copia». Cognados de este vocablo se han encontrado en ugarítico y fenicio (tal vez), acádico, arameo y arábigo. Hay 17 casos del término en el hebreo bíblico.

El vocablo significa «estatua»: «Y todo el pueblo del país fue a la casa de Baal y la derribaron, destruyeron completamente sus altares» (2 Reyes 11:18 LBA; cf. Núm. 33:52).

El término también quiere decir una «imagen o copia», es decir una réplica de algo: «Haced, pues, figuras de vuestros tumores y de los ratones que destruyen la tierra, y dad gloria al Dios de Israel» (1 Sam. 6:5 RVA). En Ezeq. 23:14 tselem tiene que ver con la pintura de unos caldeos en una muralla o pared.

La palabra también significa «imagen» como la esencia de la naturaleza humana. Adán «engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen» (Gén. 5:3 RVA). Se refiere a la naturaleza humana en sus características internas y externas y no a una copia exacta. En el mismo sentido, Dios creó al hombre «a su propia imagen», con reflejos de algunas de sus propias perfecciones en conocimiento, justicia y santidad, así como autoridad (dominio) sobre sus propias criaturas (Gén. 1:26). Ser hecho a la «imagen» divina implica ser creado varón y hembra: una unidad amorosa de más de una persona (Gén. 1:27). Es digno de notar que en Gén. 1:26 (la primera vez que se usa el término) se representa a la «imagen» de Dios con dos vocablos hebreos (tselem y demût, «imagen y semejanza»); en Gén. 1:27 y 9:6 se usa solamente tselem y en Gén. 5:1, demût. Esto, y el hecho que en otros contextos los dos términos tienen exáctamente el mismo sentido, nos lleva a concluir que cuando se usan los dos en un mismo pasaje, como en Gén. 1:26, es por cuestión de estilo o efecto literario.

En Sal. 39:6 (RV-95) tselem se traduce «sombra», una imagen muy imprecisa del original; o tal vez quiere decir un fantasma, algo que se aproxima más al original, pero que le falta su característica real o esencial: «Ciertamente como una sombra es el hombre; ciertamente en vano se afana, amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá» (RVR; cf. Sal. 73:20 en que las «imágenes» son sueños).

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