CUERDA

Jebel (2256, חֶבֶֶל), «cuerda; soga; aparejo; lazo; cordel». Hay cognados de este vocablo en arameo, siríaco, etiópico, arábigo y acádico. El término aparece unas 50 veces en el Antiguo Testamento.

El significado primario de jebel es «cuerda» o «soga». «Luego ella los hizo descender con una cuerda por la ventana, porque su casa estaba sobre la muralla de la ciudad, y ella vivía en la muralla» (Jos. 2:15 RVA). El vocablo se refiere a «cuerdas de tienda» en Isa. 33:20: «Tienda que no será plegada, cuyas estacas no serán arrancadas nunca, ni rotas ninguna de sus cuerdas» (LBA). En Isa. 33:23 (LBA), jebel quiere decir el «aparejo» de un barco.

Metafóricamente, jebel enfatiza «estar atado». En 1 Reyes 20:31, los sirios que huyeron a Afec se propusieron poner silicio sobre sus cabezas en señal de su arrepentimiento por haber atacado a Israel, y «cuerdas» («sogas» RVR, RVA) sobre sus cuellos en señal de sumisión a la autoridad de Israel. Las trampas consistían de «lazos» o «cuerdas» en forma de red o de nudo corredizo en las que los animales, al pisarlas, quedaban atrapados. De esta manera, Dios atraparía a los malos (Job 18:10). Muchos pasajes pintan a la muerte como un cazador en cuyos «lazos» la presa cae: «Los lazos del Seol me rodearon, las redes de la muerte surgieron ante mí» (2 Sam. 22:6 LBA).

En otros casos, lo que nos «ata» es bueno: «Con cuerdas humanas los conduje, con lazos de amor» (Oseas 11:4 LBA). Ecl. 12:6 expresa en lenguaje figurado que la vida humana se sujeta con un «cordón de plata» (RVA).

Una cuerda puede usarse como «cordel de medir»: «Derrotó también a los de Moab, y los midió con cordel, haciéndolos tender por tierra; y midió dos cordeles para hacerlos morir, y un cordel entero para preservarles la vida» (2 Sam. 8:2). La misma connotación de jebel se halla en Sal. 78:55: «Echó las naciones de delante de ellos; con cuerdas repartió sus tierras en heredad, e hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel». Compárese con Miq. 2:5: «Por tanto, no tendrás quién eche para ti un cordel de sorteo en la asamblea del Señor» (LBA). La misma imagen se repite en Sal. 16:6 para referirse a la vida en general: «Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado». Jebel también significa «aquello que se ha medido o asignado»: «Porque la parte de Jehová es su pueblo; Jacob la cuerda de su heredad» (Deut. 32:9 RV; «heredad que le tocó» RVR, RV-95; «parcela» RVA; «parte» LBA, BJ, NBE). En este caso, el lenguaje es claramente figurado, pero en 1 Cr. 16:18, la «porción» de la herencia de Israel es algo concreto y «mensurable»; este matiz aparece por primera vez en Jos. 17:5. En pasajes como Deut. 3:4, el vocablo se usa en cuanto a una «región» o un área que se ha «medido»: «Sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán».

El término puede describir a un grupo o «compañía» de personas que están «ligadas»: «Allí encontrarás a un grupo de profetas descendiendo del lugar alto, precedidos de liras, panderos, flautas y arpas; y ellos profetizando» (1 Sam. 10:5 RVA).

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