CIRCUNCIDAR
Mûl (4135, מול), «circuncidar, cortar». Este verbo aparece más de 30 veces en el Antiguo Testamento. Su uso continúa en el hebreo rabínico y moderno. Sin embargo, el verbo «cortar» no se encuentra en otras lenguas semíticas.
La mayoría de los casos en el Antiguo Testamento están en el Pentateuco (20 veces) y Josué (8). Mûl aparece con mayor frecuencia en Génesis (17 veces, con 11 de estas solamente en Génesis 17) y Josué (8 veces). Mûl aparece en 3 de las 7 formas de verbos y en varias que son poco comunes. No tiene derivados a no ser mûlot en Éx. 4:26: «Ella había dicho «esposo de sangre» a causa de la circuncisión» (RVA).
Dios introdujo la circuncisión como señal del pacto abrahámico: «Este será mi pacto entre yo y vosotros… y tus descendientes después de ti: Todo varón de entre vosotros será circuncidado. Circuncidaréis vuestros prepucios, y esto será la señal del pacto entre yo y vosotros» (Gén. 17:10-11 RVA). El «corte» del prepucio del varón era permanente y, como tal, serviría de recordatorio de la perpetuidad de la relación mediada por el pacto. Se insta a Israel a «circuncidar» fielmente a todos los varones; todo varón recién nacido debía ser «circuncidado» en el octavo día (Gén. 17:12; Lev. 12:3). No solamente se «circuncidaron» los descendientes sanguíneos de Abraham, sino también sus siervos, esclavos y extranjeros que moraban dentro de la comunidad del pacto (Gén. 17:13-14).
Este acto especial de circuncisión era una señal de la promesa gratuita de Dios. Con esta promesa y las relaciones del pacto, Dios esperaba que su pueblo cumpliera, con gozo y de buena gana, sus expectativas, y así demostrara el reinado divino sobre la tierra. Varios autores bíblicos usan el verbo «circuncidar» para describir las actitudes del «corazón». La «circuncisión» del cuerpo es una señal del compromiso con Dios. Deuteronomio en particular tiene una afinidad hacia el uso espiritual de «circuncidar»: «Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón y no endurezcáis más vuestra cerviz» (Deut. 10:16; cf. 30:6). Jeremías adopta el mismo lenguaje: «Circuncidaos para Jehová; quitad el prepucio de vuestro corazón, oh hombres de Judá… por la maldad de vuestras obras» (Jer. 4:4 RVA).
Son pocas las veces en que el verbo se aparta de los usos físico y espiritual de «circuncidar». Mûl en el libro de Salmos significa «cortar, destruir; circuncidar»: «Todas las naciones me rodearon; en el nombre de Jehová yo las destruiré» (Sal. 118:10 RVA; «yo los romperé» RV; cf. v. 11-12).
El verbo se traduce como peritemno en la Septuaginta. El verbo y el nombre peritome se usan para el sentido físico y el espiritual. Además, es también una metáfora para el bautismo: «En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha con manos… mediante la circuncisión que viene de Cristo. Fuisteis sepultados juntamente con Él en el bautismo, en el cual también fuisteis resucitados juntamente con Él, por medio de la fe en el poder de Dios que lo levantó de entre los muertos» (Col. 2:11-12 RVA).
En las versiones en castellano, el verbo se representa como «circuncidar», «cortar», «cercenar», «destruir», «destrozar», «rechazar» (RV, BJ, BLA, NBE).