BEBER
Shatah (8354, שתָָה), «beber». Este verbo aparece en casi todas las lenguas semíticas, aunque en el arameo de la Biblia no se usa como verbo (la forma sustantiva mishete sí aparece). El hebreo bíblico usa el término unas 215 veces.
En primer lugar, este verbo significa «beber» o «consumir un líquido» y se usa con relación a objetos inanimados así como a personas y animales. Lo mismo acontece con el verbo shaqah, cuyo significado se aproxima al de shatah. En la primera vez que se usa el término encontramos que Noé «bebió del vino y se embriagó» (Gén. 9:21). Los animales también «beben»: «También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber» (Gén. 24:19). Dios dice que no bebe «sangre de machos cabríos» (Sal. 50:13).
La metáfora de «beber un cáliz» significa consumir todo lo que el vaso contiene (Isa. 57:17). No solo se beben los líquidos, puesto que shatah se usa como figura para «beber» iniquidad: «¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, que bebe la iniquidad como agua?» (Job 15:16). A menudo el verbo se usa en relación a sujetos inanimados, como en Deut. 11:11: «La tierra a la cual pasáis para tomarla… bebe las aguas de la lluvia del cielo».
Shatah puede significar probar una copa; «ingerir» sin necesariamente consumir: «¿No es esta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar?» (Gén. 44:5).
El vocablo se puede usar para referirse a una actividad comunitaria: «Y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec» (Jueces 9:27). La frase «comer y beber» puede referirse a «tomar una comida»: «Y comieron y bebieron él y los varones que venían con él, y durmieron» (Gén. 24:54). El verbo también puede significar «banquetear» (que incluye muchas actividades además de comer y beber) o «participar en un banquete»: «Y he aquí están comiendo y bebiendo delante de él, y han dicho: ¡Viva el rey Adonías!» (1 Reyes 1:25). En un caso, shatah de por sí solo quiere decir «participar en un banquete»: «Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso» (Est. 5:5).
La frase «comer y beber» puede referirse a una comida cúltica, o sea, una comida de comunión con Dios. Los setenta ancianos en el monte Sinaí «vieron a Dios, y comieron y bebieron» (Éx. 24:11). Este acto los unió sacramentalmente con Dios (cf. 1 Cor. 10:19). En contraste con esta comunión con el Dios verdadero, el pueblo al pie del monte tuvo comunión con un dios falso: «Se sentó a comer y beber, y se levantó a regocijarse» (Éx. 32:6). Sin embargo, cuando Moisés se presentó ante Dios, no comió cosa alguna durante los cuarenta días y cuarenta noches en el monte (Éx. 34:28). Más bien su comunión fue cara a cara en vez de una simple comida.
A los sacerdotes se les mandó un ayuno parcial antes de que sirvieran en la presencia de Dios: no debían beber vino ni bebida embriagante (Lev. 10:9). Ni ellos ni los demás de Israel podían comer comida inmunda. Estas restricciones fueron más estrictas para los nazareos, quienes vivían constantemente en la presencia de Dios. Se les ordena no comer ni beber producto alguno de la vid (Núm. 6:3; cf. Jueces 13:4; 1 Sam. 1:15). De esta manera, Dios exige su autoridad sobre los procesos ordinarios y necesarios del quehacer humano. En todo lo que lleva a cabo, el ser humano está obligado a reconocer el control de Dios sobre su existencia. Todos debemos reconocer que comemos y bebemos en la medida en que vivimos bajo el reinado de Dios; y los fieles deben reconocer a Dios en todos sus caminos.
La frase «comer y beber» puede también referirse a la vida en general: «Judá e Israel eran muchos, como la arena que está junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo y alegrándose» (1 Reyes 4:20; cf. Ecl. 2:24; 5:18; Jer. 22:15). Shatah, que significa también «beber con abundancia» o beber para emborracharse, está estrechamente ligada al verbo «estar borracho» o intoxicado. Cuando José ofreció un banquete a sus hermanos, «bebieron y se alegraron con él» (Gén. 43:34).