Un corazón quebrantado y un espíritu contrito: Las bendiciones


person Autor: Michael VOGELSANG 3


1 - 4 pasajes sobre el corazón quebrantado y el espíritu contrito

Dios nos muestra claramente en su Palabra el espíritu y la actitud de corazón que le son agradables. Hay varios pasajes en los que el Espíritu de Dios nos dice qué tipo de comportamiento es agradable al corazón de Dios y qué bendiciones ha prometido por tal actitud. El propósito de este artículo es meditar en 4 pasajes del Antiguo Testamento que muestran la actitud correcta para cada uno de nosotros hoy. Si tal actitud caracteriza nuestro comportamiento, disfrutaremos de las 7 promesas que Dios da en relación con ese espíritu que tanto le agrada.

2 - «Cercano está Jehová…» – Sal. 34:18

«Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu». – Sal. 34:18

El espíritu y la actitud que Dios desea ver en nosotros, y que se mencionan en cada uno de los 4 pasajes que estamos examinando, se describen en los siguientes términos: nuestras mentes y corazones deben estar quebrantados, contritos y humillados. Todo nuestro ser, toda la actitud de nuestro corazón, se humilla en presencia de Dios. Sometemos enteramente nuestra voluntad a la de Dios. Sentimos profundamente nuestros propios fallos y nos entristecemos por la condición dolorosa y miserable del pueblo de Dios. No solo lloramos y nos lamentamos en ciertos días (Neh. 1:4), como Nehemías, sino que continuamos en oración, como lo hizo este fiel siervo del Señor: «…Confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo» (Neh. 1:6-7).

Si nos acercamos así a nuestro Dios, veremos cumplidas sus promesas en nuestra vida. Las 2 primeras se mencionan en nuestro versículo:

2.1 - Promesa 1 – Dios está cerca de nosotros

Si el Señor ve un corazón quebrantado de esta manera, le dice: “Yo estoy cerca”. Los discípulos en el camino de Emaús pidieron al Señor: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se está acabando» (Lucas 24:29). Considerando el estado de su testimonio en la tierra, ¿no deberíamos decir: «ya es tarde» y el día de gracia «se está acabando»? ¿No hay en nuestros corazones el mismo deseo de pedir?: «Quédate con nosotros», estate cerca de nosotros. Este versículo muestra que la actitud de un corazón quebrantado tiene la seguridad de Su cercanía.

2.2 - Promesa 2 – Yo salvaré

Cuando vemos tanta tristeza, tantos problemas y pruebas, ¿cómo reaccionamos? ¿Buscamos una “solución” de manera carnal? No la encontraremos. Al contrario, corremos el riesgo de empeorar la situación. Pero tal vez, como el apóstol Pablo, hemos llegado al punto de estar «perplejos» (2 Cor. 4:8), es decir, “sin ver salida aparente”. Si, en tal situación, tenemos verdaderamente un espíritu contrito ante el Señor, entonces él nos salvará, nos mostrará el camino para que podamos añadir, como el apóstol, «pero no abandonados». El Señor nos mostrará un camino. Puede que no sea el camino más fácil, pero podemos estar seguros de que es Su camino.

3 - «Los sacrificios de Dios…» – Sal. 51:17

«Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios» – Sal. 51:17

Este versículo contiene otras 2 bendiciones:

3.1 - Promesa 3 – Un sacrificio agradable a Dios

El versículo citado anteriormente va precedido de las siguientes palabras: «Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto» (Sal. 51:16). Varios pasajes del Antiguo Testamento muestran que Dios no se complacía en los sacrificios ofrecidos con una actitud mental equivocada. Algunas citas lo ilustran. «¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros» (1 Sam. 15:22). «¿He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo» (Sal. 50:13-14).

En Malaquías, donde la mala condición del pueblo de Dios era muy grave, Dios dice claramente: «Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda» (Mal. 1:10). En este contexto podemos recordar que en el Salmo 51, Dios dice que hay un sacrificio que aceptará: la actitud contrita de un espíritu quebrantado. No solo el cuerpo del creyente debe ser un «sacrificio vivo, santo, agradable a Dios» (Rom. 12:1), sino que nuestra actitud de corazón también es muy valiosa para él.

3.2 - Promesa 4 – No te despreciaré

El tipo de actitud que consideramos es uno que el mundo desprecia. Los que se reúnen en el único nombre del Señor Jesús aquí o allá pueden ser literalmente «dos o tres», y lamentar humildemente la condición humillante del testimonio cristiano: a menudo no son a los ojos del mundo religioso más que un testimonio pobre y despreciado. Pero el salmista podía decir: «Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios». ¿No es Su aprobación lo que realmente deberíamos apreciar?

4 - «Porque así dijo el alto y sublime…» – Isaías 57:15

«Porque así dijo el alto y sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados» – Isaías 57:15

Dios se presenta como el que es alto y excelso, cuyo nombre es Santo. Y cuando dice que él habita en el lugar alto y santo, morando por la eternidad, podemos entenderlo fácilmente. Él es el Santo, «que habita en una luz inaccesible» (1 Tim. 6:16). Salomón preguntó con razón: «Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener» (1 Reyes 8:27). ¿No es motivo de adoración descubrir que hay otro lugar donde Dios habita?

4.1 - Promesa 5 – Yo habitaré contigo

«Yo habito… con el quebrantado y humilde de espíritu». Dios promete su presencia y comunión. El Señor Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno me ama, guardará mi palabra. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Juan 14:23). Enlazando estos 2 versículos, podríamos decir que cuando nuestro amor al Señor se manifiesta en obediencia a su Palabra, en una actitud correcta de mente y corazón, experimentaremos esta comunión personal con el Padre y el Hijo. «con certidumbre nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea cumplido (completo)» (1 Juan 1:3-4).

4.2 - Promesa 6 – Volveré a vivir

Esta comunión íntima del alma con Dios resulta en gozo y vida renovada. Si Dios promete hacer revivir, la fe puede decir confiadamente con el salmista: «Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida» (Sal. 71:20). «Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás» (Sal. 138:7). El medio que Dios utiliza para reanimarnos suele ser su Palabra: «Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado» (Sal. 119:93). Este estímulo tan personal en comunión con Dios fortalecerá en nuestros corazones el deseo de que todo el pueblo de Dios sea reanimado, y por eso oramos, siempre teniendo en cuenta nuestra debilidad y nuestros fallos: «Oh Jehová, aviva tu obra» (Hab. 3:2).

5 - «Pero miraré a aquel…» – Isaías 66:2

«Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra» – Isaías 66:2

Aquí tenemos otra característica del espíritu que Dios espera: el que «tiembla a mi Palabra». Ya hemos visto que la Palabra nos hace revivir. Sí, podemos gozarnos de la Palabra «más que de toda riqueza», «como el que halla muchos despojos», «porque son el gozo de mi corazón» (Sal. 119:14, 162, 111). Pero, por otra parte, es la santa Palabra de Dios la que habla con autoridad a nuestros corazones y conciencias. ¿“Temblamos” ante su Palabra y nos esforzamos por ordenar nuestra vida según ella? ¿O intentamos adaptar la Palabra de Dios a nuestro comportamiento cuando ya nos hemos apartado de ella en cierta medida?

5.1 - Promesa 7 – Me volveré a ti

El Señor dice que si hay un corazón quebrantado y un espíritu contrito que reconoce la autoridad de Mi Palabra, entonces lo miraré con aprobación divina. «Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones» (1 Pe. 3:12 = Sal 34:15).

Ampliemos de nuevo nuestra mirada y pasemos de nuestra situación personal al testimonio colectivo por Él y por el lugar donde hace habitar su Nombre. Incluso el rey Salomón tenía el deseo que Dios se inclinara hacia ese lugar: «Ahora, pues, oh Dios mío, te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración en este lugar» (2 Crón. 6:40). Escuchemos la respuesta de Dios a la oración de Salomón: «Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar… mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar» (2 Crón. 7:15-16). No solo mis ojos y mis oídos, dice el Señor, sino también mi corazón está en ese lugar donde los santos se reúnen en mi Nombre. Es ciertamente un pensamiento que nos reanima en estos últimos días.

Fuente: Verdad y Testimonio, 1996-12