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Palabras serias de exhortación
Carta escrita en 1869
Autor:
Las exhortaciones Los últimos días, la última hora del actual periodo de la gracia
Temas:Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
El día de la apostasía se acerca rápidamente y, con él, la hora en que el Señor llevará consigo a los suyos. El tiempo presente es tan solemne que me siento impulsado a dirigirles unas palabras de exhortación. Las personas piadosas, que comprenden las señales de los últimos días, ven acercarse el momento que pondrá fin al día de la gracia. Ha llegado, pues, la hora en que se puede hablar con claridad y en que hay que preguntarse abiertamente dónde estamos y qué estamos haciendo.
1 - La acción del diablo en la cristiandad en los últimos días
Por esta gracia, que brilla cada vez más al acercarse su fin, ustedes han sido liberados de la maldad y de la idolatría que amenazan con invadir por completo la cristiandad, y ahora se trata de saber si han comprendido suficientemente su responsabilidad, si aprecian la posición bendita que ocupan, para caminar en ella como personas que han sido iluminadas por Dios. Créanme, el momento actual no ha tenido nada semejante en toda la historia del mundo; y es entre ustedes donde Satanás más se esfuerza por obrar. Es tanto más peligroso cuanto que sus maquinaciones son más sutiles que nunca. Su intención es siempre alejarles prácticamente de Cristo, incluso mientras están en el terreno de la verdad, lo que quizá les hace suponer que no tienen nada que temer. Puede servirse incluso de la verdad para perjudicarles. Porque vean su malicia: están en terreno seguro mientras mantengan su comunión con Dios y Cristo sea todo para ustedes; pero en cuanto hay algo entre sus almas y Cristo, su carácter de filadelfios se convierte en el de laodicenses, y su terreno seguro no ofrece más garantía que el que ocupa el resto de la cristiandad, su fuerza desaparece y se encontrarán tan débiles como un pobre mortal común.
2 - La acción del mal y del mundo para arruinar el testimonio cristiano
Entre ustedes hay algunos que son jóvenes, recién convertidos o liberados de los sistemas humanos, y que apenas conocen las profundidades de Satanás; por eso deseo advertirles seriamente con estas líneas del peligro que corren. Si se dejan envolver por el mal, no podrán decir que les ha sorprendido por ignorancia. Se lo repito, pues, el Enemigo tiene sus ojos puestos sobre vosotros, buscando, de cualquier manera, poner el mundo entre vosotros y Cristo. Los medios que utiliza pueden parecer insignificantes. Si supieran lo poco que le hace falta para llevar a cabo su plan, estarían realmente alarmados. No actúa en un primer momento con trampas burdas y vergonzosas; sabrá utilizarlas más adelante si le ceden, pero no es así como empieza. Se sirve de cosas totalmente ordinarias y, en apariencia, inocentes, que nadie podría condenar; pero que no por ello dejan de ser el veneno insidioso y mortal destinado a alejarles del Señor y arruinar vuestro testimonio. Si preguntan qué quiero decir con esto, su pregunta muestra simplemente el verdadero carácter de este soporífero que ya está actuando.
3 - No dejarse contaminar por el espíritu de este siglo
Hermanos y hermanas, se dejan contaminar por el espíritu de este siglo. Su vestimenta, sus modales, su lenguaje, su falta de espiritualidad lo demuestran en todas las reuniones. Hay como un peso, una coacción, un malestar, una falta de poder, que se hacen sentir de manera evidente. La forma de la piedad está ahí, pero ¿dónde está el poder? Si nos mezclamos con el mundo, es seguro que descenderemos a su nivel. No puede ser de otra manera. Si se relacionan con el mundo, la posición tan privilegiada que tienen, en lugar de garantizarles, solo les expondrá a una mayor condenación.
4 - Una elección crucial
Debe ser Cristo o el mundo. No debe, no se puede tener a Cristo y al mundo. Dios, en su gracia, les separó del mundo cuando aún estaban en la ignorancia; pero Dios no permitirá que conviertan esta gracia en disolución y que no anden rectamente, ya que han sido separados del mundo. Recuerden que profesan haber sido iluminados (y sin duda es un gran privilegio serlo); pero, por otro lado, es la posición más seria que puede existir. Es como si estuvieran en la mesa del Rey sin el traje de boda; es como si dijeran: «Señor, Señor», sin hacer lo que el Señor manda (vean Lucas 6:46); es como decir: «Señor, te seguiré» (vean Lucas 9:57), y luego no ir.
5 - Despertarse y velar, porque el Señor está cerca
Amados, estoy convencido de cosas buenas acerca de ustedes, y confío en ustedes, en el Señor, que sacarán provecho de estas pocas palabras. La posición que estamos llamados a mantener es de lo más preciosa en estos últimos tiempos. Durante aproximadamente 2.000 años, siempre ha habido cristianos en la brecha, que han tenido que velar día y noche; mientras que ustedes están a punto de oír la trompeta de la liberación y de ser introducidos en la Casa del Padre por el mismo Señor Jesús. Otros han tenido que trabajar, y ustedes, han aprovechado su trabajo y, sin embargo, rebajan su alta posición al nivel de vasos de barro. ¡Oh! Despierten de ese letargo, no duerman más y Cristo les iluminará; rechacen sus ídolos; laven sus vestiduras y suban a Betel; allí encontrarán en Dios tesoros de bondad superiores a todo lo que han experimentado de Él, incluso en los días más hermosos de su vida cristiana. Que la afrenta de Egipto sea realmente quitada de encima de ustedes.
6 - Oren sin cesar y perfecciónense
Cuiden de sus palabras: que se refieran a Cristo y a sus intereses y no, como suele ser el caso, a cualquier otra cosa que no sea él. Que sus oraciones se unan a las de aquellos que se reúnen regularmente con este fin. Nunca ha habido mayor necesidad de orar. No descuiden las oportunidades de adquirir nuevos conocimientos y aumentar su instrucción por medio de la Santa Palabra, que es la única que les mantendrá alejados de los caminos del destructor. Que su vida sea un ejemplo de las enseñanzas que extraen de la Palabra de Dios y de la verdad que aprenden de Cristo. Si desean ser útiles, pidan al Maestro que les ponga a trabajar para él, él les concederá la gracia, porque: «No quitará el bien a los que andan en integridad» (Sal. 84:11), y nunca se arrepentirán, ni en este mundo ni en el venidero, de lo que han hecho por él aquí en el camino de la humildad, participando de su rechazo.
7 - Recuerden que pertenecemos a Cristo y serle fieles
Amados míos, sopórtenme; estoy celoso por vosotros de un celo en Dios. Ustedes son de Cristo, y Cristo es de ustedes. No rompan esta santa unión, que la esposa no sea infiel a su Esposo. ¿Por qué se dejarían despojar y seducir? ¿Por qué? Por vainas vacías y frutos amargos, mientras desperdician el poco tiempo que debería y podría ser para ustedes un tiempo de bendición y que deberían saber redimir.
8 - Trabajar y dedicarse a Cristo
Todo lo que ustedes hayan hecho en la tierra con la energía del Espíritu se convertirá en alabanza, gloria y honor en el cielo, y les hará agradables a los ojos de Aquel a quien pertenecen. ¿Podrían negarle la felicidad de poder decir: “Mi alegría permanece en vosotros”? ¿Quieren privarle de disfrutar del fruto del trabajo de su alma, a él, que fue crucificado entre 2 malhechores en el Calvario, expuesto allí ante los hombres y los ángeles, y todo ello por ustedes? Han olvidado esta maravillosa entrega de Jesús por ustedes. Él podría haber tomado posesión del mundo sin pasar por la cruz y dejarles a ustedes a un lado para el justo juicio, pero no quiso hacerlo. Ahora que han sido enriquecidos por su pobreza, su agonía y su muerte, ¿quieren asociarse con este mundo o, al menos, dejarse dirigir por él y dejar prácticamente de lado a Jesucristo? Su pura inteligencia solo necesitaba ser despertada recordando estas cosas. ¡No, no lo harán!
9 - Una última palabra de advertencia
Ánimo, pues, de ahora en adelante. En los últimos tiempos hemos tenido que confesar colectivamente nuestra falta de piedad y devoción. ¿No aceptaremos esta palabra de advertencia como una respuesta del Señor, siempre misericordioso y fiel, que quiere despertarnos y sacarnos de nuestro triste estado de relajación? ¡Oh! Que nuestros corazones respondan a su deseo y que nada les impida decirle: «¡Ven!». Entonces no seremos cubiertos de vergüenza por él cuando venga.