QUEMAR
A - Verbo
Sarap (8313, שָרַַף), «quemar». Este vocablo, que se basa en un término semítico común, se encuentra en dos antiguas lenguas, acádico y ugarítico, así como en toda la historia del idioma hebreo. Su forma verbal aparece casi 120 veces en el Antiguo Testamento hebraico. La primera mención de sarap está en Gén. 11:3 (RVA), donde se relatan los hechos de la torre de Babel: «Venid, hagamos adobes y quemémoslos con fuego».
Puesto que la característica principal del fuego es quemar, el término sarap se usa generalmente para describir la destrucción de objetos de todo tipo. Se «quemó» la puerta de la torre de una ciudad (Jueces 9:52), así como varias ciudades (Jos. 6:24; 1 Sam. 30:1), carros (Jos. 11:6, 9), ídolos (Éx. 32:20; Deut. 9:21), así como el rollo que Jeremías dictó a Baruc (Jer. 36:25, 27-28). Para los antiguos semitas era un terrible agravio «quemar» los huesos de un difunto, como hicieron los moabitas con los huesos del rey de Edom (Amós 2:1). «Quemar» cuerpos humanos sobre el altar sagrado era un tremendo acto de profanación (1 Reyes 13:2). Ezequiel «quemó» la tercera parte de su cabello como símbolo de que una parte del pueblo de Israel sería destruido (Ezeq. 5:4).
Como dato interesante, sarap nunca se usa en relación a «quemar» un sacrificio sobre el altar, aunque algunas veces sirve para indicar la eliminación de desperdicios, pedazos no sacrificados y algunas partes malas.
B - Nombres
Sarap (8314, שָרָָף), «seres ardientes». En Núm. 21:6, 8 el término sarap describe las serpientes que atacaron a los israelitas en el desierto. Les nombra como «serpientes ardientes». La palabra aparece en Isa. 14:29, así como en Isa. 30:6, aunque se traduce simplemente «serpiente voladora».
Serapîm (8314, שְרַפִִים), «ardiente, noble». Serapîm se refiere a los seres ministrantes en Isa. 6:2, 6 y podría sugerir alguna forma serpentina (aunque con alas, manos humanas y voces) o bien seres «fulgurantes». Uno de los serapîm ministró a Isaías llevándole un carbón encendido del altar.