PROFANAR, CONTAMINAR

Jalal (2490, חָלַַל), «contaminar, manchar, profanar, comenzar». Este vocablo se usa más de 225 veces en el Antiguo Testamento. Como verbo, jalal aparentemente se usa en dos formas muy diferentes. Por un lado tiene el sentido de «profanar» o «contaminar», por el otro quiere decir «comenzar».

El uso más frecuente de la raíz hebrea tiene la acepción de «profanar, contaminar». Puede ser una contaminación ritual, como cuando se entra en contacto físico con un cadáver (Lev. 21:4) o la profanación cúltica del altar sagrado cuando una piedra se talló con herramientas de metal (Éx. 20:25). Los lugares santos (Ezeq. 7:24), el nombre de Dios (Ezeq. 20:9) y Dios mismo (Ezeq. 22:26) pueden profanarse. A menudo se usa jalal para describir la contaminación resultante de actos sexuales ilícitos como la prostitución (Lev. 21:9) o, en la primera mención del vocablo, la violación del lecho paterno (Gén. 49:4).

Hay más de 50 ejemplos de jalal con el significado de «comenzar». Tal vez el caso más importante se encuentra en Gén. 4:26. Allí se dice que después del nacimiento de Set, engendrado por Adán y Eva después del homicidio de Abel a manos de Caín, «los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová». La Septuaginta lo traduce más o menos así: «Esperaba [confiaba] invocar el nombre del Yahveh». La BJ dice: «Este fue el primero en invocar el nombre de Yahveh». Debemos preguntar si tal vez el autor quiso decir que no fue sino hasta que nació Enoc el hijo de Set que la gente «comenzó» a clamar juntos al nombre del Señor; o por otro lado, sí quiso decir que esta fue la primera vez que se usó el nombre Yahveh. En vista del relato en Gén. 1-3, ninguna de las dos interpretaciones parece probable. Quizás el autor simplemente dice que, a diferencia de la aparente actitud de falta de temor a Dios de Caín, la generación que comenzó con Set y su hijo Enoc se reconoció por un estilo de vida temerosa hacia Dios. De ser cierto, y en vista de la forma pasiva intensiva del verbo en este caso, la cita se puede traducir así: «Entonces comenzaron de nuevo a invocar el nombre del Señor».

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