PRIMOGÉNITO, PRIMICIAS

Bekôr (1060, בְְכור), «primogénito». Bekôr se encuentra 122 veces en hebreo bíblico y durante todos los períodos. El vocablo se refiere al «primogénito» de una familia (Gén. 25:13); el término puede además referirse, en forma colectiva, al «primogénito» de una nación (Núm. 3:46). En ocasiones se encuentra el plural de la palabra (Neh. 10:36), aunque en este caso, el término se refiere a animales. En otros pasajes, la forma singular de bekôr indica un solo «primogénito» animal (Lev. 27:26; «primerizo RVA) o en forma colectiva al «primogénito» de un rebaño (Éx. 11:5).

El hijo mayor o «primogénito» (Éx. 6:14) tenía privilegios especiales dentro de una familia. Recibía la bendición familiar especial, que denotaba liderazgo espiritual y social y una doble porción de las posesiones del padre, o sea, el doble de lo que recibían sus hermanos (Deut. 21:17). Esta bendición la podía perder como resultado de sus malas acciones (Gén. 35:22) o si decidía venderla (Gén. 25:29-34). Dios reclamó como suyos a todo Israel y sus posesiones. Como prenda, todo Israel debía dedicarle su «primogénito» (Éx. 13:1-16). Los animales primogénitos debían sacrificarse, redimirse o matarse, mientras que los «primogénitos» varones se redimían, ya fuera con la sustitución de un levita o con el pago de un precio de rescate (Núm. 3:40ss).

Israel, como «primogénito» de Dios, gozaba de una posición privilegiada y bendecida por sobre las demás naciones (Éx. 4:22; Jer. 31:9).

El «primogénito de la muerte» es un modismo que significa una enfermedad mortal (Job 18:13); «primogénitos de los pobres» habla de la clase social paupérrima (Isa. 14:30).

Bikkûrîm (1061, בִכורִִים), «primicias». Este nombre se encuentra 16 veces. Las «primicias» de la cosecha de granos y las frutas se ofrecían a Dios (Núm. 28:26) en reconocimiento a que Él era dueño de la tierra y a su soberanía sobre la naturaleza. El «pan de las primicias» se amasaba con los primeros granos de la cosecha y se presentaba a Dios en la fiesta de Pentecostés (Lev. 23:20). El «día de las primicias» era Pentecostés (Núm. 28:26).

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