PERDONAR

Salaj (5545, סלה), «perdonar». el verbo se encuentra 46 veces en el Antiguo Testamento. El significado «perdonar» se limita al hebreo bíblico y rabínico; en acádico, el vocablo quiere decir «rociar», y en arameo y siríaco significa «verter». No hay consenso sobre lo que salaj significa en ugarítico, es discutible.

El primer caso bíblico se encuentra en la oración intercesora de Moisés a favor de los israelitas: «Porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad» (Éx. 34:9). Este significado básico no experimenta ningún cambio fundamental en todo el Antiguo Testamento. Dios es siempre el sujeto del «perdón». Ningún otro término veterotestamentario significa «perdonar», aunque varios verbos incluyen «perdón» entre una gama de significados en contextos particulares (p. ej., nasa˓ y ˓awon en Éx. 32:32; kapar en Ezeq. 16:63).

El verbo aparece a lo largo del Antiguo Testamento. La mayoría de los casos de salaj se encuentran en las leyes de sacrificio en Levítico y Números, sacrificios que anticiparon la obra realizada por Jesucristo; el creyente del Antiguo Testamento tenía la seguridad de ser perdonado sobre la base del sacrificio: «El sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel… por la persona que ha cometido error» (Núm. 15:25, 28 LBA). «Y será perdonado» (Lev. 4:26 RVA; cf. v. 20, 31, 35; 5:10, 13, 16, 18). Los mediadores de la propiciación eran los sacerdotes que ofrecían el sacrificio. Dios ordenó el sacrificio como promesa del «perdón» futuro mediante el sacrificio del propio Hijo de Dios. Asimismo, el sacrificio estaba siempre ligado a la propiciación ya que no puede haber perdón sin derramamiento de sangre (Lev. 4:20; cf. 1 Tes. 9:22).

Por su gracia, solo Dios puede «perdonar» pecados. Los israelitas experimentaron el «perdón» de Dios en el desierto y en la tierra prometida. Mientras el templo se mantuviera, el sacrificio propiciatorio continuaría y los israelitas tendrían la seguridad del «perdón» divino. Cuando destruyeron el templo y cesaron los sacrificios, Dios envió la palabra profética de que en su gracia Él restauraría a Israel del cautiverio y «perdonaría» sus pecados (Jer. 31:34).

El salmista apela al gran nombre de Dios cuando pide «perdón»: «Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdona también mi iniquidad, porque es grande» (Sal. 25:11 RVA). David alaba a Dios por la seguridad del «perdón» de sus pecados: «Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias» (Sal. 103:2-3). Los santos del Antiguo Testamento, aunque involucrados en ritos sacrificiales, pusieron su confianza en Dios.

En la Septuaginta, la traducción más frecuente de salaj es hileos einai («ser clemente, misericordioso»), hilaskethai («propiciar, expiar») y apienai («perdonar, dejar, cancelar»). La mayoría de las versiones en castellano traducen el término como «perdonar».

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