Tres despertares: «Desde los días»

Según una meditación


person Autor: Walter Thomas Prideaux WOLSTON 5

flag Tema: Los despertares en la Palabra de Dios


Mientras que la historia del pueblo de Dios se oscurece, Dios siempre levanta una luz. Y cuanto más espesa es la oscuridad, más brillante es la luz. Este principio está maravillosamente ilustrado por tres pasajes del Antiguo Testamento.

1 - Desde los días de Salomón (2 Crónicas 30:26)

En los días anteriores a Ezequías, rey de Judá, las cosas habían ido de mal en peor. Las puertas de la casa de Dios habían sido cerradas y las lámparas apagadas. Pero Ezequías, desde el principio de su reinado, había purificado el templo y restaurado el servicio divino. En 2 Crónicas 30, le vemos dirigirse a todo el pueblo de Dios, incluidas las diez tribus, invitándoles a celebrar la Pascua a Jehová. Muchos responden al llamado y Dios les concede «grande gozo» (v. 21). «Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron otros siete días con alegría» (v. 23). Ezequías se había puesto sencillamente ante Jehová, y la consecuencia inmediata y natural fue que «Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén» (v. 26). ¡Y qué gloria evocan los días de Salomón!

¡Tal es el precio del despertar tras un periodo de oscuridad! Estos israelitas no solo son perfectamente felices ante Jehová, sino que se ocupan de los intereses de Dios. El pueblo trae «en abundancia los diezmos de todas las cosas» (31:5). Cuando nuestro gozo en el Señor aumenta, se despierta nuestro interés y cuidado por las cosas que lo conciernen. Entonces, aparecen «montones» de ofrendas (v. 6-12) ante el rey, y Jehová bendice abundantemente a su pueblo.

2 - Desde los días de Samuel (2 Crónicas 35:18)

El despertar del tiempo de Ezequías fue seguido por los tiempos extremadamente oscuros de los reinados de Manasés y Amón. Pero en los días de Josías, Dios provoca otro despertar. El país está purificado de idolatría y está encontrado el libro de la Ley de Jehová, perdido hacía tiempo (2 Crón. 34). La Palabra de Dios produce arrepentimiento y humillación, y entonces «Josías celebró la Pascua a Jehová en Jerusalén» (35:1). Es dicho que: «Nunca fue celebrada una pascua como ésta en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni ningún rey de Israel celebró pascua tal como la que celebró el rey Josías, con los sacerdotes y levitas, y todo Judá e Israel» (v. 18). Esta es la Pascua más notable desde el establecimiento del reino. Ni siquiera la celebrada durante el glorioso reinado de Salomón había tenido el mismo valor a los ojos de Dios. ¡Qué estímulo para la fe!

3 - Desde los días de Josué (Nehemías 8:17)

La fidelidad de Josías y los días felices de su reinado no impiden un declive aún más grave en la historia de Judá, al que siguen los 70 años de cautiverio. La gracia de Dios, sin embargo, nunca abandona a los suyos. Como efecto de su misericordia, el rey Ciro permite a los judíos regresar a Jerusalén y reconstruir el templo. Se produce un notable despertar y muchos regresan de Babilonia. Esto evoca lo que ocurrió hace casi dos siglos, cuando el Señor hizo una obra extraordinaria por medio de su Espíritu, reavivando el interés de los santos por su Palabra y reuniéndolos de nuevo en terreno divino. En el libro de Esdras vemos el templo reconstruido y el culto a Dios restaurado (cap. 3-6). En el de Nehemías, vemos la reconstrucción del muro, con la ayuda de muchos siervos devotos. Casi todos, hombres y mujeres, están trabajando. Jehová discierne todo signo de piedad en la reparación del muro, ya sea Salum y sus hijas (Neh. 3:12), Baruc que «con todo fervor restauró otro tramo» (v. 20), o los sacerdotes que repararon «cada uno enfrente de su casa» (v. 28).

La palabra de Jehová vuelve a ser preciosa, objeto de la atención de todos (Neh. 8:1-8), y trae primero contrición y luego alegría. El Espíritu proclama: «El gozo de Jehová es vuestra fuerza» (v. 10). Si nuestros corazones encuentran deleite en Cristo, hay poder e inteligencia. Inmediatamente después, instruidos por la Palabra que se habían esforzado en desentrañar, celebraron la fiesta de los tabernáculos «como está escrito» (v. 13-18). De hecho, tenían una mayor comprensión del pensamiento de Jehová que la que habían tenido en su historia anterior. «Y toda la congregación que volvió de la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y hubo alegría muy grande» (v. 17). ¡Nunca, desde que Israel se estableció en su tierra, había sucedido algo así!

Qué estímulo para nosotros: si hay un verdadero deseo de seguir la Palabra de Dios, cuanto más oscuros sean los tiempos, más brillante será la fe y más resplandeciente la bendición de Dios.

Traducido de «Le Messager Évangélique», año 1999, página 332