Las 11 ventanas en la Biblia


person Autor: M. HENRY 2


Apuntes de una reunión (ca. 1920 en la Suiza francesa…)

Hay temas en la Palabra de Dios que la atraviesan por completo; siempre será instructivo y provechoso para nosotros estudiarlos. Obtenemos un beneficio real. Los niños en la Biblia, por ejemplo, nos proporcionan un tema de lo más interesante, empezando por Caín y Abel, los 2 primeros niños de la Biblia, 2 adoradores que son como una figura de lo que sigue sucediendo hoy. Uno vino a ofrecer a Dios los frutos de su trabajo, los frutos de una tierra que había sido maldecida, mientras que el otro, Abel, comprendió que solo podía acercarse a Dios con sangre; sus padres no fueron cubiertos con pieles de animales cuya sangre había sido derramada. Para uno, esta es la religión de la carne, que no puede satisfacer a Dios; para el otro, es la doctrina según Dios.

Un poco más adelante encontramos una familia de 12 hijos, de los que uno se destaca, de 17 años; se convierte en una notable figura de Cristo. Fue despreciado por sus hermanos, que lo vendieron para ir a Egipto. Él les preparó el pan para los días malos. En el mismo Egipto tenemos todavía un niño puesto aparte para liberar al pueblo cuando llegue el momento. El pueblo de Israel está en una dura servidumbre, Moisés lo liberará; fue educado en la casa de Faraón en todas las ciencias egipcias, pero no se dejó influenciar por ellas; estaba guardado, sabía que trataba con Dios. También encontramos a un niño muy notable, Samuel. Desde su más tierna infancia, tuvo tratos con Dios, y qué bendiciones recibió. Podríamos multiplicar los ejemplos de niños bendecidos, pero vayamos a nuestro tema:

1 - La ventana unidireccional – Génesis 8:6-9

La primera ventana que encontramos es la del arca. Se ha dictado sentencia sobre este mundo, pero Dios quiere apartar a una familia: Noé, su mujer, sus 3 hijos y sus mujeres. Ocupan su lugar en esta nave, que es completamente distinta de las que vemos hoy. El propio capitán la construyó y nunca había estado en el mar; en esta nave falta de todo, no hay nada que garantice la seguridad de los pasajeros; no hay timón, ni velas, ni brújula, ni ventanas en los costados, no se puede ver por dónde se va. Hay una ventana, pero solo mira hacia el cielo. ¿Realmente se puede estar tranquilo en una nave así? La tripulación está formada por 4 hombres sin experiencia en el mar. Y, sin embargo, no es una nave pequeña. La tripulación no está ociosa. Hay animales que cuidar, y no pocos.

Pero toda la actividad es según Dios, que da la fuerza para servirle.

El capitán era un hombre justo ante Dios que cumplía, en todo, las órdenes que Dios le había dado. No necesitaba brújula ni timón. Dios mismo dirige la nave. Sí, Noé estaba tranquilo, a pesar de que no había bote salvavidas, y con ello una cantidad considerable de trabajo en todo momento, porque había que cuidar de los animales que habían subido a bordo, pero volvemos a decirlo, toda su actividad estaba dirigida por la mano de Dios. Sí, Noé puede estar tranquilo: fue Dios quien envió el diluvio y lo salvó de las aguas. Ahora que toda la humanidad ha perecido, él será el dueño de una tierra nueva. Pero está en el arca, que no es más que un refugio temporal. Está esperando el momento oportuno de Dios para salir.

No olvidemos que nosotros también estamos en una tienda temporal. Estamos ocupados del momento en que vamos a salir de ella, no para ocupar nuestro un lugar en una tierra renovada (eso será para el remanente), sino que para nosotros es el cielo junto al Señor Jesús, y para siempre. Noé permaneció 6 meses en el arca, siempre ocupado en las mismas cosas, lo hizo como si estuviera de paso. Nunca tuvo horizonte que contemplar, solo el cielo. ¿No estaba intrigado por la devastación que se había abatido sobre la tierra? No adoptó la doctrina de Lamec (Caín). A través de la ventana del arca, soltó al cuervo, que no regresó; luego soltó a la paloma, que regresó, incapaz de encontrar un lugar donde posar sus patas; 7 días después, volvió a soltar a la paloma, que regresó a él con una hoja de olivo en el pico. Esperó otros 7 días y volvió a soltar la paloma, que no regresó. Noé tuvo que quitar la cubierta del arca para ver el estado de la tierra, pero esperó la orden de Dios que le dijo: «Sal del arca» (Gén. 8:16), pero ¿cómo había vivido en esta nave sin ventanas, salvo una que solo miraba hacia el cielo?

Benditas aquellas horas en las que, dejando todo contacto con la tierra manchada por el pecado, podía mirar hacia arriba, hacia el Dios de amor que lo había liberado del juicio. Tomemos sitio en la ventana única y permanezcamos en ella. Para tomar de nuevo el contacto con la tierra renovada, Noé tuvo que quitar la cubierta del arca; vio que la tierra se había secado. Esta es la primera ventana de la que nos habla la Palabra, pero qué extraordinaria es. Sentémonos y contemplemos: está abierta hacia el cielo.

2 - La ventana salvadora – Josué 2:15-21

La segunda ventana está en una casa de las murallas de la ciudad de Jericó, en casa de una prostituta; en la casa hay 2 hombres que están escondidos y han entrado; son parte del pueblo de Dios, parte del ejército que ha llegado a través del desierto hasta el borde del Jordán. Rahab ha oído hablar de este pueblo extraordinario; sabe que su tierra les pertenece; sabe que Jehová los ha guiado; sabe que el mar Rojo se ha secado para darles paso; sabe que sus enemigos han sido destruidos. Sabe que Jehová está con ellos y que ha hecho maravillas por ellos. Su corazón está comprometido con este pueblo particularmente favorecido, mientras que los corazones de los habitantes de Jericó se han derretido. Se da cuenta de que su vida está vinculada a este pueblo. Pide favor para ella y para los suyos; se ocupa de los espías, pero también pide ser objeto del favor de Jehová. «Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura» (2:12).

«He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre» (2:18). En la petición de Rahab para todos los suyos, qué lección para nosotros.

¿Acaso no tenemos a los nuestros que siguen formando parte de este mundo juzgado? El que ama es nacido de Dios y conoce a Dios (1 Juan 4). El amor es la suma de la Ley. Rahab se ocupó de los espías, pero pidió una señal para que todos los que estaban con ella fueran preservados del juicio. Se lo juraron. Los dejó bajar por la ventana; su casa no estaba vacía; se apresuró a invitar a todos los suyos a venir a este refugio seguro; no descansará hasta que todos estén allí en perfecta seguridad, porque el hilo escarlata estaba en la ventana; el juicio estaba a la puerta, pero el cordón estaba allí. Ella había pedido una garantía. Todos los días y todas las noches podía decir: “Todo ha terminado con la ciudad de Jericó, pero para ella y los suyos había un cordón de hilo escarlata en la ventana, una garantía preciosa”. Había invitado a su familia a refugiarse en su casa, y se aseguró de que estuvieran todos; no permaneció inactiva; se asomó a la ventana tras cerciorarse de que no faltaba nadie. Fuera, hay un ejército de 600.000 hombres, pero ella ha comprobado que el cordón sigue ahí, está en perfecta tranquilidad, el compromiso sigue ahí. Todos los que han respondido a su llamada están a salvo en esta casa, mientras afuera ruge la tormenta. Nosotros estamos cobijados por la sangre de Cristo; llamemos a los nuestros para que vengan a refugiarse allí también.

3 - La ventana de la espera premonitoria – Jueces 5:28-31

El libro de los Jueces nos habla de otra ventana, pero qué distinta de la que acabamos de considerar. Es la ventana de una mujer malvada cuyo hijo está en la guerra, general de los enemigos de Israel, del pueblo de Dios, al que oprime. Ella espera a este hijo que solo puede salir victorioso con sus 900 carros de hierro para exterminar a Israel. Pero, ¿por qué se demora? La marcha de sus carros es siempre tan rápida, pero seguramente se ha demorado en repartir el botín, el despojo del pueblo vencido. No conoce la fe y la energía de una Débora que estimula a un hombre sin energía, Barak. No necesitan carros de hierro, el brazo poderoso de Jehová está con ellos. El corazón de Débora, como el de Jael, late por el pueblo de Dios. Tenemos el mismo pensamiento en el Salmo 68, que utiliza las palabras del cántico de Débora para magnificar la bondad y la fidelidad de Jehová hacia su pueblo. No, el enemigo no tendrá la ventaja; la última palabra pertenece a Jehová y a los que confían en él. Qué recurso hay en una mujer piadosa. Débora acepta ir con Barac, un hombre sin energía que le dice: «Si tú fueres conmigo, yo iré, pero si no fueres conmigo, no iré». Su respuesta: «Iré contigo, pero no será tuya la gloria de la jornada» (4:8-9). Jehová había dicho: «Lo entregaré [a Sísara] en tus manos» (4:7). A través de 2 mujeres, Israel consigue una victoria completa. La madre de Sísara mira por la ventana, él no vuelve y no volverá, se ha encontrado con el Dios de Israel en el juicio.

4 - La ventana de la liberación – 1 Samuel 19:11-13

En 1 Samuel 19:12, tenemos otra ventana abierta para dejar bajar a David, el ungido de Jehová, perseguido por Saúl. La hija de Saúl, Mical, esposa de David, informa a su marido de los peligros que le acechan, y este huye por la ventana, escapando de la mano criminal de Saúl. Esta es otra ventana de liberación.

5 - La ventana del desprecio – 2 Samuel 6:12-13

Cerremos rápidamente esta ventana y volvamos a Mical, esposa de David e hija de Saúl; fue un gran honor para David, el pastorcillo de la casa paterna. Pero qué peligro, porque Mical nunca entendió la relación de su marido con Dios, ¡una severa advertencia para nuestros jóvenes! No amaba a su marido David. La historia que leemos en este pasaje lo demuestra. David lleva el arca de Jehová a la casa de Obed-edom en la ciudad de David, Jerusalén; cuando la comitiva entraba en la ciudad, Mical mira por la ventana y ve a David saltando y danzando ante el símbolo de la Presencia de Jehová entre su pueblo. Todo Israel se gozó. Solo Mical no entendía nada de este gozo; en su corazón despreciaba a David (v. 20-23). ¡Cuidado, jóvenes! No os caséis con hijos del mundo; siempre será en detrimento vuestro y pronto experimentaréis el dolor. David tenía una hija del diablo en su casa… No olvidéis nunca las palabras de la Sabiduría.

6 - La ventana fatal – 2 Reyes 9:30

En 2 Reyes, capítulo 9, tenemos otra ventana: Jezabel, hija de Ezbaal, rey de los sidonios, esposa de Acab; introdujo el culto de Baal en Israel. Dios no se puede burlar. Esta mujer está mencionada en el Apocalipsis como figura de la prostitución (cap. 2:20). El profeta Elías, que lleva consigo el poder de Dios, tiembla ante esta mujer, carece de fe ante sus amenazas, pero será llamado a ungir al ejecutor del juicio sobre la casa de Acab y, por tanto, de Jezabel. El relato que hemos leído nos da los detalles de este juicio. Jehú llegó a Jezreel, el lugar donde ella había dado muerte a Nabot (1 Reyes 21). La hizo arrojar desde la ventana, su sangre salpicó contra la pared; así se ejecutó el juicio pronunciado por Elías sobre esta mujer con la cara pintada. Y cuando quisieron enterrarla, los perros se la comieron según la palabra profética (1 Reyes 21 v. 29).

7 - La ventana de la victoria – 2 Reyes 13:17

En 2 Reyes 13:17 Eliseo, que estaba enfermo en su habitación, ordenó a Joás, rey de Israel, que lanzara una flecha por la ventana hacia el este. Una flecha anunciadora de la victoria sobre los sirios.

8 - La ventana de la tentación – Proverbios 7:6-9

Proverbios 7:6-9: El escritor (Salomón) observa desde su ventana cómo una prostituta desvergonzada seduce a un joven «insensato». Cuántos medios perversos utiliza el diablo para atraernos al pecado. ¡Vigilemos a todas horas!

9 - La ventana de la piedad – Daniel 6:10-13

En el libro de Daniel, también tenemos una ventana, ¿y qué vemos a través de esa ventana? Un anciano de casi 100 años, testigo fiel en medio de una población idólatra, ¿y qué hace? ¡Ora! Es un testimonio que no se puede soportar; 3 veces al día, vemos a este hombre de rodillas implorando a su Dios. Arrodillarse es la verdadera actitud para la oración. En el Nuevo Testamento, vemos a los discípulos orando de rodillas varias veces.

En el capítulo 9 de los Hechos, leemos que Pedro se arrodilló y oró (v. 40), y en el capítulo 20 del mismo libro, Pablo, después de advertir a los ancianos de Éfeso, se arrodilló y oró con todos ellos (v. 36). Y en el capítulo siguiente, Pablo, habiendo encontrado a los discípulos, permaneció con ellos 7 días, y cuando partió, todos le acompañaron a la nave. «Se pudo de rodillas y oró con todos ellos…».

En la Epístola a los Efesios, Pablo dobla las rodillas ante el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En su gracia, nuestro Dios ha hecho que podamos recibir las 14 cartas de este siervo fiel para que podamos sacar provecho de ellas. Cuando los santos están desanimados, Pablo los animaba y los levantaba; Dios le había dicho: Tenéis que dar testimonio de mí. Nada puede detenerlo, Aquel que dice: Enderezad manos cansadas, las rodillas débiles, sabrá hacerlo por sí mismo, pero es un hombre que vive en gran dependencia, totalmente dependiente del Señor, a quien obedece, glorifica así a Aquel que lo llevó a Él y lo conduce a través de los escollos de todos los peligros que los enemigos del Señor ponen en su camino.

10 - La ventana que se tambalea – Hechos 20:9

En el capítulo 20 de los Hechos, tenemos otra ventana, y el joven Eutico se sentó en ella, pero qué peligroso es, porque el ruido de fuera le distrae y, del mismo modo, la charla de dentro pierde su atractivo, el sueño le invade, cae y muere, pero el Dios misericordioso está ahí, Pablo baja esos 3 pisos de escalera, se inclina sobre él, le abraza, le devuelve la vida. Es peligroso sentarse en la ventana.

11 - La ventana escapatoria – 2 Corintios 11:32-33

En 2 Corintios 10:32-33 tenemos otra ventana, una ventana de liberación para el apóstol. Justo cuando estaban a punto de apresarlo, lo bajaron por una ventana en una cesta. El Señor velaba por él. Quién dice una cosa y sucede, cuando el Señor no lo ha ordenado (Lam. 3:37). Pablo fue acusado y condenado, pero puso su confianza en el Señor y fue liberado de la boca del león. Tenemos ante nosotros la ventana abierta del gran palacio de la verdad. Bendito sea nuestro Dios por siempre.